Todas las cosas
tienen su momento, y aunque la vida no se detiene, se va quemando por etapa. Acaba una y empieza otra nueva. Y no paramos
porque estemos cansados o se hayan agotado nuestras ideas, paramos porque la vida ha de estar
renovándose continuamente. Son otras necesidades, otros proyectos, otras formas
de ver los mismos sueños. En el avance vamos dejando afectos o desafectos que se
fueron haciendo con el tiempo. Y cuando lo vivido se ha convertido en recuerdo,
queda el vacío de la nostalgia. Somos pasado y presente, con un futuro
incierto, pero tenemos fe en el misterio. Parar y reanudar el camino. Hacer lo
mismo que ayer, pero con renovadas ilusiones.
Los que destinamos
muchas horas a estos de los blogs, y somos veteranos en Internet, hemos acabado
tejiendo una red de afectos y cercanía con todas esas anónimas y maravillosas
personas, creándonos el hábito y el calor de rostros hechos de palabras y los
sentimientos solidarios que nos unen a los seres humanos.
Y será por eso que se
siente cuando un Blogger anuncia su despedida. Cuando dice adiós o,
sencillamente, pasa el tiempo y su sitio esta sin actividad. Quizás impresione
más esa falta de movimiento, en el blog, por abandono.
Las modas evolucionan
en la Red a la misma velocidad que las nuevas tecnologías Este es un espacio que se lo disputan
diferentes redes sociales. Y son todas tan atractivas, que es imposible pasar y
no quedarse.
La cuestión es que no
podemos estar de espalda al progreso. Y unas de las necesidades, es el contacto
lejano y la comunicación sin cara. Aunque hasta esto es opcional al mismo
tiempo que entrañable.