domingo, 28 de febrero de 2010
EL TORO
Era un toro, ni azabache ni negro, era un toro bravo con muy malas intenciones, que hurgaba la tierra con sus pezuñas y embestía con rabia el pobre chaparrito, donde nos entrábamos los dos aprendices de torero. Embestía y miraba para arriba, el muy cabrón, esperando que cayera el fruto. Y nosotros agarrados en un fuerte abrazo a aquellas ramitas. Volvía a escarbar la tierra, tomaba un poco de carrera y embestía de nuevo. De cuando en cuando se tomaba un descanso tumbándose a la sombra del chaparro-encina. Él tenía mucha paciencia y nosotros mucho miedo. Y nosotros allá arriba buscando soluciones para bajar y que no nos viera el toro, ¿pero cómo? Si aquel bicho no nos perdía de vista. Y así nos tuvo todo el día. A la caída de la tarde apareció un hombre a caballo y espantó al toro. A cambio tuvimos que aguantar la guasa, el cachondeo y la risa que le produjo la aventura. Y eso que no le contamos que para llegar antes a nuestro destino nos habíamos tirado de un tren en marcha. Que atravesamos una alebrada desconocida y un toro pintado corrió a darnos la bienvenida. Nosotros, ni toreros ni aficionados, sin un pensamiento en la fiesta, fuimos toreados por toro y ganadero. Nuestros trajes de luces eran los uniformes de soldados.
sábado, 27 de febrero de 2010
DEMASIADOS OBSTÁCULOS PARA LOS CIEGOS
Pasear por las calles para una persona con escasa movilidad es muy complicado, pero mucho más para un ciego. Las aceras están llenas de obstáculos. Los hay de todas clases, tantos fijos como los que se mueven. Postes de señales de trafico, farolas, bancos, agujeros, papeleras, árboles, arietes, cajas publicitarias, etc, etc, Y otros tantos movibles, como coches, motos, bicicletas, furgonetas, paquetes ocupando espacio, escaleras de toda clase de profesionales, andamios, vallas de esas que usa la policía municipal para cortar las calles, y que luego se dejan olvidadas en cualquier parte, y por si todo esto fuera poco, ahora el comercio se ha acostumbrado a poner en mitad de las aceras carteles anunciando los artículos propios de sus negocios.
La vara blanca que llevan los ciegos sirve para detectar obstáculos situados en el suelo, pero no los que están un poco más altos, como la puerta trasera de un furgón abierta ocupando parte de la acera, o simplemente unas escaleras. Puestos a enumerar obstáculos la lista sería interminable. Lista que se podría reducir considerablemente si pensásemos que por desgracia hay ciegos. No es tan difícil mejorar sus vidas, y evitar algunos peligros, bastaría con dedicarles un pensamiento.
Es de agradecer los semáforos con señales acústicas avisando cuando esta verde. Es un pequeño detalle, importantísimo para un ciego. Y cuando no hay sonido se fían de las personas que van pasando con los semáforos en rojo, con el peligro que supone para ellos. Los videntes los confunden con semejante falta de precaución, exponiéndolos a percances de tráfico.
El ciego sufre el miedo dos veces, el real y el imaginado. Una pesadilla desaparece abriendo los ojos, pero ¿cómo la aleja un ciego?
viernes, 26 de febrero de 2010
SOMETER LOS PENSAMIENTOS
Mi mente vuela tratando de detener algún pensamiento, de fijarlo un momento para conocerlo y analizarlo. Se me escapa, y se suceden unos a otros como pájaros en desbandadas. Quedan nada más que trozos, simples ráfagas. Creo que son pensamientos en incipiente nacimiento y repentina muerte. De esos que dañan poco y de los que apenas queda recuerdo. Sin embargo, a mi me gustaría quedarme con alguno, y que sea yo quién juzgue su importancia. Desearía poder pensar de forma voluntaria y no tan caprichosa. No siempre que quiero encuentro algo en la cabeza, al menos, coherente. Quisiera que saliera algo útil de semejante mezcla. ¡Cuantas cosas pasan por la cabeza en unos instantes, y que seguras están en esa caja fuerte! Si se conocen secretos es porque uno quiere, nunca se sabe si dices la verdad o mientes. Cabalgo a lomo de la fantasía y ni siquiera la lógica me detiene. Me monto historias, con mis historias, con mis deseos, con mis sueños. De todo puede pasar en el mundo del pensamiento, donde soy protagonista y espectador único. No comparto triunfos ni fracasos. Pensar es crearse un universo de deseos y sentimientos, sin trabas ni razonamientos, pues se vive para adentro, para uno mismo. Fuera esta la realidad y la lucha, la hipocresía y la mentira, la representación en la comedia de la vida. El no ser tú, el ser otro. El papel que te ha tocado o el que te han asignado lo vives lo mejor que puedes. Y no olvidemos que hasta para nacer hay que tener suerte.
A casi todos, la suerte nos ha defraudo, pues la mayoría de nosotros hubiésemos querido ser lo que no somos, haber tenido los amores que no hemos tenido, o el dinero que jamás hemos visto. Yo, aunque estoy muy contento consigo mismo, me reconozco un fracasado. Triunfador en cosas insignificantes, fracasado en planes y proyectos de ambición humana. Hoy vencido por la enfermedad y derrotado por el tiempo, me pregunto: ¿ha merecido la pena vivir? Aunque bien pensado, antes un final tan seguro, todos somos unos fracasados y unos ilusos. Bebamos apurando la copa que nos brinda el destino.
Pienso en lo vivido, en el largo camino recorrido, en lo mucho que he sembrado y en las satisfacciones recogidas, en las oportunidades desaprovechadas y que como suspiro volaron. Las penas de ayer las he olvidado, sólo sé de las hoy, junto a las alegría. Pero nada importa, porque al final nos encontramos con que la función ha terminado.
Mi mente, aunque muy lúcida, es incapaz de someter a mis pensamientos. Tal vez, seamos lo que pensamos, y yo no este en el mejor momento. Quizás, y para no contagiar mi pesimismo, doy por concluido este rosario de lamentos.
miércoles, 24 de febrero de 2010
EL REGRESO
Con un salto en el calendario, aquí lo dejé y aquí lo empiezo de nuevo. Aunque la vida sigue, para mí como si nada hubiera pasado, la misma rutina, los mismos sueños. Ni siquiera mis historias han mejorado, aunque las cuente con renovado entusiasmo.
Amigos blogueros, seguidores amigos, con un saludo y mis mejores deseos, empiezo:
Mal cronista para tan feliz acontecimiento.
Una de las cosas que más satisfacción y alegría me produce es cuando la familia se reúne con motivo de algún acontecimiento, sobre todo, de una celebración, claro. Pienso que hay que aprovechar cualquier oportunidad para repartir unos saludos, unos abrazos, unos besos, unas palabras, un interesarse por la vida de nuestros allegados. Intercambiar y ponernos al día de acontecimiento. De ver como han crecido los niños y han envejecido los mayores. Hasta para dar y pedir explicaciones, arreglando diferencias o deshaciendo mal entendidos. Y al fin, todos contentos en animadas charlas y en sonoras risas. Y una de las mejores ocasiones para crear este ambiente, son las bodas. Todo el mundo esta predispuesto a pasarlo bien, no en balde nos hemos colocado el traje de las fiestas, y si guapos van ellos, mucho más guapas van ellas, como esta mandado. Así, más o menos, ha sido mi caso, pues ha habido un feliz acontecimiento en mi familia. Se ha casado uno de mis hijos en una bonita ceremonia. Novia de blanco, esplendorosa novia, mucho más de lo que yo pueda acertar a describir con palabras, y dando vistosidad al acto padrinos, oficiante e invitados. El “si quiero” de los novios y el “!viva los novios!” de los invitados. Todas las bodas son parecidas, pero emocionan de distinta manera, dependiendo de la parte que tengamos en ellas. También se desarrollan de parecidas formas, banquetes, baile, cubatas y hasta cante, si el cuerpo lo pide. Y fotos, muchas fotos, que un día darán fe del acto y serán el mejor recuerdo.
Mi mujer, madre del novio, fue la madrina y el padre de la novia el padrino, como viene siendo costumbre.
Los padres vamos quedando solos poquito a poco, es ley de vida, también quedaran nuestros hijos llegado el momento. Aunque ya las personas son más independientes, no hay la idea de familia que había antes. Las costumbres no son mejores ni peores, son distintas. Siempre queda, sin embargo, la nostalgia.
Otra pareja que empieza a caminar junta con los sentidos puestos en el futuro, tejiendo proyectos, planes y sueños. Sin miedo a los obstáculos, sin tregua al desaliento. Es nuestro deseo.
Este fue el reportaje de boda, que si le ponéis imaginación, yo me ahorro palabras.
viernes, 12 de febrero de 2010
DÍAS DE AUSENCIA
Por razones familiares faltaré a mi cita diaria durante un par de semanas. Creo que no necesito decir que os echaré mucho de menos, y que estaré impaciente por reanudar mi contacto con todos vosotros.
No podía marcharme sin despedirme y desear que tengáis días felices.
¡Hasta la vuelta!
Un abrazo.
jueves, 11 de febrero de 2010
miércoles, 10 de febrero de 2010
MOVER EL AZÚCAR EN EL CAFÉ
En mi deambular por las calles me ocurren cosas muy chistosas, claro que yo vivo con la predisposición de no tomarme la vida en serio, y eso que cosas poco importantes constituyen para mi auténticos problemas. La vida con humor es más agradable. Hay personas serias que tienen buen sentido del humor, y otros que no saben que es eso, porque nunca lo usaron. En la forma de usarlo se nota rápidamente si es broma o falta de respeto, y no siempre es lo que parece.
Hace algunos días entré en un bar a tomarme un café, y como hago siempre, le dije a la chica que pusiera la azúcar en el café y la moviera. Se me quedó mirando y con voz suave y risa en los ojos, me dijo: “Vaya tontería. Con lo que se mueve usted, en cuento se tome el café se deshace la azúcar” Apenas dicho se puso colorada y comenzó a pedirme disculpas de mil manera. A mi no me molestó, por el contrario, me hizo gracias la espontaneidad y la ocurrencia, y como un piropo lo acepté.
Mi enfermedad me provoca un ligero temblor, nada importante, si se mira para otro lado, ni se nota.
Hace algunos días entré en un bar a tomarme un café, y como hago siempre, le dije a la chica que pusiera la azúcar en el café y la moviera. Se me quedó mirando y con voz suave y risa en los ojos, me dijo: “Vaya tontería. Con lo que se mueve usted, en cuento se tome el café se deshace la azúcar” Apenas dicho se puso colorada y comenzó a pedirme disculpas de mil manera. A mi no me molestó, por el contrario, me hizo gracias la espontaneidad y la ocurrencia, y como un piropo lo acepté.
Mi enfermedad me provoca un ligero temblor, nada importante, si se mira para otro lado, ni se nota.
martes, 9 de febrero de 2010
LAS NOTICIAS DE LA TELE
Suelo ver en televisión las noticias de las 8 de la mañana. No lo aconsejo, porque es la peor forma de empezar la mañana. Después de ver tantos desastres, le entran a uno ganas de volver a meterse en la cama y taparse la cabeza. Pero como así no va a mejorar el panorama, le planto cara, y con el miedo y el cabreo, empiezo la jornada.
Las noticias que adelantan los sumarios de televisión no mejoran a lo largo del día, por el contrario, se van sumando nuevos desastres, cada minuto aumenta el paro, se acentúa la crisis; promete el gobierno, se queja la oposición; corrupción por aquí, atracos por allá; juicios a maltratadores, asesinatos de género; drogas y narcotraficantes, inundaciones y terremotos, terrorismo y guerras, accidentes de tráficos o de aviones…Para, para, que pareces un telediario. Nos tienen acojonados con tantas noticias de miedo. Hasta el tiempo parece que lo tenemos en contra. Ya dudo que se produzcan buenas noticias en el mundo, tal vez alguna de solidaridad, pero siendo protagonista el desastre.
Si al menos fuésemos capaces de comer sin tele, haríamos mejor la digestión sin tanta sangre, aunque ya deberíamos de estar tan acostumbrados como el cirujano o el carnicero.
Si el desaguisado es muy grande hacen programas especiales y nos lo cuentan de mil maneras y hasta lo repiten, por si no nos hemos enterado. Los especialistas se lucen comentando y opinando sobre el tema, y no pocas veces queda listo para sentencia.
Y yo, que soy muy optimista, sigo viendo las noticias de la mañana con la esperanza de que cambien las normas periodísticas y sean noticias las noticias buenas y no las malas noticias.
Las noticias que adelantan los sumarios de televisión no mejoran a lo largo del día, por el contrario, se van sumando nuevos desastres, cada minuto aumenta el paro, se acentúa la crisis; promete el gobierno, se queja la oposición; corrupción por aquí, atracos por allá; juicios a maltratadores, asesinatos de género; drogas y narcotraficantes, inundaciones y terremotos, terrorismo y guerras, accidentes de tráficos o de aviones…Para, para, que pareces un telediario. Nos tienen acojonados con tantas noticias de miedo. Hasta el tiempo parece que lo tenemos en contra. Ya dudo que se produzcan buenas noticias en el mundo, tal vez alguna de solidaridad, pero siendo protagonista el desastre.
Si al menos fuésemos capaces de comer sin tele, haríamos mejor la digestión sin tanta sangre, aunque ya deberíamos de estar tan acostumbrados como el cirujano o el carnicero.
Si el desaguisado es muy grande hacen programas especiales y nos lo cuentan de mil maneras y hasta lo repiten, por si no nos hemos enterado. Los especialistas se lucen comentando y opinando sobre el tema, y no pocas veces queda listo para sentencia.
Y yo, que soy muy optimista, sigo viendo las noticias de la mañana con la esperanza de que cambien las normas periodísticas y sean noticias las noticias buenas y no las malas noticias.
lunes, 8 de febrero de 2010
ELEVADORAS DE SILLAS DE RUEDAS
Para gestionar una documentación acudí a unas dependencias municipales, fuera del ayuntamiento y en otra calle. Las oficinas están en la primera planta, a unos 20 escalones, pero hay una de esas máquinas elevadoras. Después de varios intentos, no conseguí ponerla en funcionamiento. Me dijeron que hacía falta una llave y que la tenía una persona que trabajaba en el ayuntamiento. Lo llamaron por teléfono y al cabo de un rato, muy largo, se presentó. Empezó a manipular el artilugio, confesando, al cabo, que él no entendía la máquina. Pero, bueno, entre todos la pusimos en marcha y mi silla y yo, nos encontramos, al fin, arriba. Tuve que esperar que arreglaran mis papeles, y el funcionario se marchó llevándose la llave. Si antes tuve el problema para subir, ahora lo tengo para bajar ¿Qué hago, pido que llamen al de la llave, con la consiguiente pérdida de tiempo, me quedo a vivir allí, me tiro de cabeza por el hueco de las escaleras o pido a algunas personas que me bajen? Hice lo más razonable, pedir que me bajasen.
No me gustan las máquinas elevadoras de sillas de ruedas. Van bien, si no se usan, y si se usan y además funcionan, que es mucho pedir, casi siempre se necesita ayuda. Quedar, quedan muy bien a la entrada de puertas importantes.
No me gustan las máquinas elevadoras de sillas de ruedas. Van bien, si no se usan, y si se usan y además funcionan, que es mucho pedir, casi siempre se necesita ayuda. Quedar, quedan muy bien a la entrada de puertas importantes.
domingo, 7 de febrero de 2010
SEGUIR VIIVIENDO
Hay muchos momentos en la vida que todo se oscurece sin una explicación razonable, no se ve una gota de luz por ninguna parte. Todas las puertas están cerradas, los caminos se han borrado, y el miedo y la desesperación se apoderan de la persona más valiente. No queda salida, es el final, y el final, siempre es la muerte. Cuando con más claridad se cree ver la situación, se piensa en el suicidio como solución a todos los problemas. Hasta creemos que en el instante que lo pensamos, hemos llegado a ver las cosas con claridad, que hemos llegado a la culminación de la verdad. Imaginamos que el suicidio no es locura, si no el grado máximo de lucidez y de cordura. Eliminación de penas y problemas, total, con adelantar un poco el final de la vida. Tremenda decisión que ha de tomar el suicida. Y cuando parece que es el final, que ya todo se ha acabado, algún pensamiento oculto y olvidado, algo dicho por persona desconocida, algún detalle insignificante, hace que se detenga la acción, para no cruzar la línea de lo irremediable.
Al hacer nueva valoración de la realidad se encuentran muchos y poderosos motivos para seguir viviendo, apreciando lo que vale unos segundos, un instante, y hasta la agonía forma parte del tesoro de la vida, ni siquiera a ella se debe renunciar.
No tengas prisa, ya se encargará la vida de matarte. Pero no le des facilidades, por muchas trampas que te vaya poniendo.
sábado, 6 de febrero de 2010
PROHIBIDO EL HUMO
PROHIBIDO FUMAR, decía un cartel pegado en la cerrada puerta del establecimiento. En la calle hacía frío, y respiré a gusto cuando estuve dentro. Fue un momento, rápidamente percibí el olor pegajoso de sudor, de la calefacción, licores y medicamentos, y también noté el aliento de tantas personas respirando al mismo tiempo. Pensé: “ Esto tiene que estar lleno de virus, microbios y toda clase de enemigos de la salud” Total que más da un poco de humo, si los virus, tose, no tosen. Si es por el olor, a mi me gusta más el del tabaco que el de sudores y sustancias varias. Tal vez la solución es implantar, con carácter obligatorio, la máscara antigás. Aunque, me vuelvo a preguntar: “¿Donde se respira aire más puro en un parque verde o dentro de un local cerrado? Pues, hala, los no fumadores al parque, y los fumadores al local, que a los enemigos de la salud no les molesta el humo del tabaco. Y al parque con el cartel de PROHIBIDO FUMAR. Y todos contentos porque lo importante es prohibir y la prohibición se ha podido cumplir. Cada uno tiene lo que quiere: Su cartel.
Ah, no fumo. Por si acaso. Pero yo al local, se esta más calentito.
Y no hago apología del tabaco, hago apología de las prohibiciones y los carteles.
Hala, esto se merece un cigarro.
viernes, 5 de febrero de 2010
LA MUERTE
La vida se acaba. El tiempo pasa borrando todo vestigio de movimiento. Todo va quedando inerte, quieto. El polvo del silencio deposita capas sobre capas de oscuridad y misterio. Y el olvido quedó enterrado en el pozo negro. Como si no hubieras vivido, como si tu imagen nunca hubiera existido. La muerte se lo lleva todo, y se produce el vacío. Tal vez, salga a la luz tu calavera de cuencas vacías, pero eso es muerte, ya ni siquiera recuerdos de lo que fue otro día. Hay que enfrentarse a la realidad de una tumba fría, y estar preparados para la partida. No hay demoras cuando llega, no se le puede decir que vuelva mañana. Ha llegado tu hora. Y el mundo se detiene para ti, el reloj de tú tiempo dejó de marcar, todo se paró, todo se oscureció. Ha empezado tu eternidad.
jueves, 4 de febrero de 2010
HABLAR DE CUALQUIER COSA
Si la gente hablara solamente cuando tiene algo importante que decir, el mundo estaría en silencio. Hablamos y hablamos emitiendo muchos sonidos y no diciendo nada. Repetimos mil veces la misma cosa exagerándola y añadiendo cada vez cosas nuevas a la historia. Si una persona se cayó y se hizo un esguince, seguro que hasta hemos asistido a su entierro. Entendemos de todo y sabemos de todo, nombre más o cero menos, dirección norte o dirección sur, que más dan 3.000 kilómetros más o menos. Y para no tener la boca cerrada hay temas muy socorridos, tales como el fútbol, el tiempo, la política o las enfermedades.
Hay auténticos genios futboleros, que saben de goles, penaltys, fichajes, jugadores, millones y que la pelota es redonda. Defienden con tanto ardor sus colores que parece que es su porvenir lo que esta en juego. Lástima que los responsables de los clubes deportivos no se den cuenta de la cantidad de asesores que andan por ahí sueltos.
¿Y qué podemos decir del tiempo? No, ese que nos devora, no, ese que moja campos y gente, del que decimos, malo si llueve mucho, malo si no llueve nada. De él decimos muchas cosas, no paramos de hablar ni con parientes, ni con amigos, ni con desconocidos propios o de otros continentes. Constantemente andamos preguntando si va a llover o decimos que esta lloviendo.
Somos excelentes políticos y mejores gestores según nuestros comentarios, y siempre estamos en el bando de los buenos. Los malos son los otros. Coreamos consignas de partido sin cuestionarnos sin son buenas o malas, y como comparsa carnavalera cantamos las canciones que han compuesto para nosotros. Y todo esto nos ocupa mucho tiempo hablando, insultando y discutiendo.
Los enfermos somos muchos, quizás casi todos. Enfermedades viejas o nuevas, raras o corrientes, operables o de pastillas, pero eso sí, la salud da para muchas conversaciones y muy largas, y si el tema cae en la boca de un buen narrador, hay tema para rato. Hay buenos narradores de dolores y sangre, lo cuentan con tanto realismo que acaba a uno doliéndole hasta el alma.
Para hablar, sí tenemos de que hablar, además si se agota la historia, siempre nos queda el recurso de repetirla, todo menos permanecer mudos.
miércoles, 3 de febrero de 2010
MADRID-NOVIEMBRE 1975
Imagen de Madrid un día de noviembre de 1975. Aparentemente, normalidad absoluta. La gente paseaba o iban a sus quehaceres y los limpiabotas a la espera de algún cliente, de algunas monedas que llevar a casa. Con frecuencia rompía el silencio los aullidos de las sirenas de los coches de policía. Calma tensa. Pero, no pasaba nada, eso se decía..
martes, 2 de febrero de 2010
MI PEQUEÑA AMIGA
El termómetro del parque marca 1 grado, y son las 8,30 horas de la mañana de un día de enero. A esa hora salgo cada día montado en mi descapotable. Y a pesar de lo temprano, la calle esta llena de niños cargados de mochilas y carritos. Unos silenciosos, otros medios dormidos, otros arrastrados, imagino, por los padres o abuelos. Son niños, pero la algarabía, a esa hora, es mínima. Reservándose todo el bullicio para la salida del colegio. A mi me produce una enorme alegría mezclarme con personas tan pequeñas. Marcho entre ellos, y como la cosa más natural, se apartan con respeto para cederme el paso. Algunos ya me conocen y me saludan como viejos amigos, aunque tan temprano no es el mejor momento para efusiones.
Esa mañana fui sorprendido por el ofrecimiento de ayuda de una niña de 6 ó 7 años. Se acercó a mí, separándose de otros niños, y me dijó: ”Señor, ¿quieres que te ayude?” Y miraba con sus ojos azules y la carita suplicante entre la timidez y la duda. Cuanta ilusión en aquella mirada. ¿Cómo negarme a aceptar el ofrecimiento más hermoso que me habían hecho en mi vida? Le dije: “sí, por favor, empuja un poquito” Y se esforzó en empujar los pocos metros que había hasta la puerta del colegio. Esto sólo fue el principio de la historias, pues todos los días me esperaba para empujar mi silla. Comprendí que para ella no era un juego, era la enorme solidaridad de un cuerpo pequeño y un corazón enorme. Empecé a ser puntual porque no quería hacer esperar a mi pequeña amiga.
Por traslado familiar deje de verla.
Esa mañana fui sorprendido por el ofrecimiento de ayuda de una niña de 6 ó 7 años. Se acercó a mí, separándose de otros niños, y me dijó: ”Señor, ¿quieres que te ayude?” Y miraba con sus ojos azules y la carita suplicante entre la timidez y la duda. Cuanta ilusión en aquella mirada. ¿Cómo negarme a aceptar el ofrecimiento más hermoso que me habían hecho en mi vida? Le dije: “sí, por favor, empuja un poquito” Y se esforzó en empujar los pocos metros que había hasta la puerta del colegio. Esto sólo fue el principio de la historias, pues todos los días me esperaba para empujar mi silla. Comprendí que para ella no era un juego, era la enorme solidaridad de un cuerpo pequeño y un corazón enorme. Empecé a ser puntual porque no quería hacer esperar a mi pequeña amiga.
Por traslado familiar deje de verla.
lunes, 1 de febrero de 2010
ESCENA DE CALLE
Una imagen de calle, un día cualquiera. Niño empujado para entrar en la escena de otros niños, de otra madre, de otro padre, de una joven caminando sobre sus sueños, de un hombre indiferente a la vida, cargado de bolsa llena de recuerdos y miserias, de muchas penas y pocas alegrías. Y el mejor amigo del hombre marcando el paso controlado por su dueño. Niño que mira al perro como diciendo, los dos vamos sujetos.
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