Se dice que hasta
para nacer hay que tener suerte. Esa es
la primera suerte, después viene la de la vida y, por último, la de la muerte.
Hay para quién todas son buenas y hay para quien todas son malas. Unos nacen ricos, poderosos,
sanos, guapos e inteligentes y otros sin nada, o a los más con un mendrugo de
pan bajo el brazo, enfermos, feos y con pocas luces. No se pude decir que todos salgan de la meta
con las mismas ventajas. El dinero hace el triunfo mucho más fácil, y hasta los
feos parecen más guapos y los tontos más inteligentes. Lo contrario de lo que
pasa sin dinero: que los defectos aumentan de tamaños y la fatalidad enseña la
cara más fea. Ni siquiera la naturaleza es justa con los seres humanos. Los hay
que nacen ya con premio y, en cambio, otros ya vienen con el castigo
incorporado.
Y la suerte de la
vida, esta muy ligada a la suerte de nacimiento, que recibe con los abrazos
abiertos a quien con poco esfuerzos viene con el porvenir resuelto. Nacer rey o
súbdito, esclavo o amo. Y siempre estará la sociedad para recordarnos los
motivos de la suerte y de la sabía naturaleza para que seamos diferentes y que
los derechos no sean los mismos. Y con la hipocresía de los cínicos mejor
situados, se habla de la igualdad entre los seres humanos. Es cierto que se
tiene la libertad para intentar cambiar el destino, pero el destino es
incorruptible, sordo y ciego y siempre
acaba haciendo lo que le da la gana. Deja que nos ilusionemos solo porque unos
pocos consiguen el triunfo que hace que parezca que mejorará la situación de
generaciones de sus herederos.. Los demás, caer y levantarse. Y la cuenta de resultados, más fracasos que triunfos.
Millonarios, sin embargo, en calamidades, catástrofe y enfermedades. Que es con
lo que más generoso se muestra el destino. Es vivir sin levanta cabeza, porque
las calamidades atraen calamidades.
Y así vamos
consumiendo la vida. Unos con las ventajas de su nacimiento, y los otros con
los inconvenientes del suyo.
Y también para morir
hay que tener suerte. La muerte, aún siendo el final, no es igual para todos.
La suerte no esta en el momento que dejamos de respirar, esta en lo que
antecede. Esta en la enfermedad o en la fatalidad y en la violencia. Esta en
una larga y lenta agonía, esta en la soledad y el sufrimiento. Es suerte abandonar este mundo con rapidez y
sin grandes dolores.
Suerte para nacer,
suerte para vivir y suerte para morir.