De pronto sentí nostalgia del pasado en la Red. De todos los blogs con los que me he relacionado, de las confidencias con sus autores, de deseos sinceros al amparo del anonimato, de sueños confesados en un momento de euforia, de palabras amables y buenas intenciones. Y con esa nostalgia he buscado entre los blogs abandonados, en el limbo de Internet, el recuerdo de otros días- El maravilloso relato de algún aprendiz de escritor con alma de artista, del genio consagrado que nos hacía el obsequio de sus creaciones, el del sensible poeta enamorados del amor, de la belleza y de la vida ¡Cuántas palabras bonitas abandonadas en la Red! Y quizás porque soy un sentimental me sumerjo en esas entradas antiguas, y ardo en el deseo de dejar unas palabras de gratitud por la oportunidad de seguir disfrutando de un relato o un poema que en el pasado me hicieron feliz. Pero paso sin hacer ruido pensando que tal vez sus autores deseen el silencio y el olvido para sus inquietudes de ayer. Puede que sus vidas hayan cambiado y para muchos lo que un día fue poesía hoy sea una realidad, y para otros una ilusión pasajera. En algún sitio me encuentro con la autoria de algún tímido comentario, y en otros, siento el remordimiento de no haberlo hecho en su momento. A la larga es bonito ir dejando huellas de nuestro paso por el escenario de la vida, aunque sea con la única identidad de inquietudes y deseos de un ser humano. Nos sobrevivirán nuestras palabras volcadas en una máquina que vuela al futuro, mucho más allá de lo que la mente pueda imaginar. Y en el momento que perdemos el control sobre ellas, ya son de la historia, del tiempo y de la nada. Pero que nunca, nunca, sean eliminadas.
Sigo buscando en los blogs entradas antiguas, de pensamientos viejos en renovada esencia. Esa que mejora con el tiempo, haciéndose más delicada y más sabía. Las narraciones reposadas se me atojan más libres de culpa y hasta más sinceras. Ya no tienen que convencer ni presumir de nada, están ahí para dar placer a los buscadores de recuerdos ¡Cuántas cosas hemos podido decir a lo largo de la vida! El milagro de las nuevas tecnologías hacen posible que se puedan guardar unas poquitas para la posteridad, dando fe de nuestro paso por este mundo.
También mi blog correrá la misma suerte que otros blogs amigos, pero me quedará la satisfacción de haber intentado sobrevivir a pesar de las dificultades y del tiempo. Y dejar en él mi verdad y las miserias humanas, los cachos de una vida insignificante. Y, sin embargo, no retiro nada de lo escrito, como si fuesen palabras que no es posible recoger una vez dichas. He hecho lo que he podido y como he podido, expresado como me ha enseñado la universidad de la vida, donde no hay lecciones de gramática ni de literatura. Todo queda reducido a reglas de sobrevivencia y gramática parda. Siempre he sido sincero, y he dicho las cosas como las sentía, sin retoques ni adornos. Estoy en el tiempo de la verdad, y libre de esa vanidad tan humana. Me doy por bien pagado si mi blog, ya viejo, resulta agradable y de alguna utilidad a personas que, como yo, buscan páginas abandonadas, viejas y olvidas, en Internet. Me bastará notar que otros sabrán que también yo estuve aquí.
Lucharé para que mis palabras nunca sean silenciadas. Barbaridades puede que haya escrito muchas, pero teniendo mucho cuidado de no faltar el respeto a nadie. Son mis barbaridades, son mis cosas, y procuraré que en mi espacio no se ponga eso de “este blog ha sido eliminado” Me pregunto: ¿entre tantas cosas como he publicado no habrá algo útil para otras personas? Pues, ahí queda, es vuestro.