Nunca supe si era cierta la leyenda de los perdigonazos que endilgaban los guardas rurales con cartuchos cargados de sal. El caso es que su temor nos hizo respetar a más de un mozalbete los higos o las uvas de predios ajenos.
Yo creo que es una leyenda urbana sobre todo cuando el arma reglamentaria era una carabina del 9 largo como se ve en la foto por lo que lo de los perdigones de sal eran inviables
Nunca supe si era cierta la leyenda de los perdigonazos que endilgaban los guardas rurales con cartuchos cargados de sal. El caso es que su temor nos hizo respetar a más de un mozalbete los higos o las uvas de predios ajenos.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial, D. Diego.
Yo creo que es una leyenda urbana sobre todo cuando el arma reglamentaria era una carabina del 9 largo como se ve en la foto por lo que lo de los perdigones de sal eran inviables
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