Hoy se habla un
lenguaje eufemístico. No nos atrevemos a llamar a las cosas por el mismo nombre
que las hemos llamado siempre. Ahora queremos ser más políticamente correctos para
ocultar, en el fondo, nuestras malas intenciones, que, al fin y al cabo, es lo
que hace daño.
Si no miramos más
allá de la palabra, creeremos que todo el mundo es bueno. En las guerras todo es
bueno si se informa con educación. No hay muertos civiles, hay daños
colaterales. En la vida laboral, no hay despidos, hay reajustes laborales. Y
los viejos son menos viejos si se les llama personas mayores. También los
ciegos estarán menos ciegos si se les llama invidentes. Y ni siquiera las putas
serán tan putas si se las llama trabajadoras del sexo. Hasta puede que se acaben
los problemas raciales si de los negros se dice que están morenos del sol.
En definitiva, este
es el lenguaje que se utiliza para confundir a las personas más sencillas y
menos preparadas. Es el lenguaje de quienes tienen la necesidad de dar una
buena imagen para poder engañar con la palabra. Esta es la forma de comunicar
de gente con responsabilidades. Sobre todo, los políticos, que utilizan
palabras tan bonitas que, digan lo que digan, arrancan aplausos.
Sería mucho más fácil
si a las cosas se las llamara por su nombre. El inconveniente es que entonces
siempre estaríamos en guardia, y no resultaría tan fácil engañarnos. Además a
los magos de la palabra se les vería inmediatamente el plumero, no conseguían
sus propósitos, ni podrían lucirse con palabras y frases tan bonitas y, en
muchos casos, con la intención de enmarañar la verdad para que no se vea claro.
¿Mentiras, o
eufemismo del más moderno?
Llevas razón, las cosas no cambian por llamarlas con otras palabras.
ResponderEliminarSaludos.
la palabra, acaricia, ofende, da vida, mata, es alegría, tristeza,
ResponderEliminary mucho más
saludos
La palabra es el arma más poderosa que hay. Te levanta o te derrumba, hay que tener mucho cuidado en usarla.
ResponderEliminarDespués de lo que estamos pasando, ya no nos engaña nadie ni aunque hablen en arameo.
Besos Disan.
Qué peligro esto de los eufemismos Dis, aunque estoy convencida de que si no existieran seguiría existiendo el engaño, aunque como tú dices lo tendrían menos fácil los políticos. Pero si hay veces que utilizan tantos eufemismos que ni ellos saben lo que han dicho!!!!
ResponderEliminarBeso grande con achuchón
Hola Disancor, yo creo que ya no nos engaña nadie. Cuando hablan sabemos que mientes. Cuando hablan sabemos que hay que echarse a tembrar. Cuando hablan, sabemosque el pobre será más pobres, mientras ellos tienen los mismo o han aumentado sus privilegios. Ya sabemos, no estamos ni ciegos ni sordos. Y hasta los ciegos se enteran, y los sordos también. Creo que la desconfianza, la indignación y la rabia son lás principales altruistas en estos tiempos.
ResponderEliminarSaludos y un fuerte abrazo
Pues son mentiras como catedrales pero dicho en plan fino, de todos modos llevan mucho tiempo haciéndolo yo creo que ya pocos serán los que les hagan caso y se dejen engañar.
ResponderEliminarBesitos.
Siempre habrá unos cuantos, como Víctor y Ana, Barden y Cía. Rubalcabas y Rajoy´s, que moverán a y iditizarán a las masas con falsedades.
EliminarMira tu otro blog y bien venido de tus minivacaciones.
Hoy parece que lo que importan son las palabras bonitas y las formas, más que el contenido. Es querer quitarle lo feo y desagradable a la realidad de la vida.
ResponderEliminarMarinela, un saludo cordial.
Es verdad, una cosa puede ser más o menos agradable dependiendo de las palabras que se usen. Lo que pasa es que algunas inducen a confusión más que otras.
ResponderEliminarOmar de enletrasarte y masletrasarte, un saludo.
Bueno, engañarnos quizás no nos engañen; pero confundirnos, si que nos confunden, tratando de que no se vea bien el duro alcance de decisiones y medidas. Bonitas palabras para que las cosas no se vean claras.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
Es raro, o yo soy muy bruto; pero a pesar de hablarse tanto de economía, ahora la entiendo menos que antes. Sería mejor explicar con claridad las cosas y no dándole tantas vueltas.
ResponderEliminarMe gusta llamar a las cosas por el nombre de siempre. A mí da igual que me llamen minusválido o discapacitado, si total en ambos casos estoy jodido.
silver, un abrazo.
Y a pesar de nuestra desconfianza y saber que mienten, hablan todos tan bien que acabamos dudando, y los que tienen intereses, aplaudiendo. Se trata de suavizar la dureza de la realidad con palabras bonitas. Eufemismos, que, dicen, es lo políticamente correctos.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.
Sobre todo a las personas mayores y más sencillas se les hace muy difícil entender esta forma de hablar con tantos eufemismos. Porque les cuesta entender y pronunciar esas palabras que sustituyen a las que ellos tan bien conocen.
ResponderEliminarcampoazul, un beso.
Los eufemismos y la falta de claridad en lo que se dice, perece que es cosas de estos tiempos. Es una corriente por la que todos estamos influidos.
ResponderEliminarHe tenido unas vacaciones cortas, pero suficientes por romper un poco la rutina. Durante el varano, casi siempre hago más de un viaje.
De cuando en cuando paso por el blog homenaje, y he de darte las gracias por lo bien cuidado que lo tienes.
Anónimo, un abrazo.
¡Muy bueno, Diego!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.