miércoles, 23 de noviembre de 2011

PERDONAR ES PERDONARNOS

Cuando camino por la calle me voy preguntando que irán pensando las personas con las que me cruzo ¿Serán felices o desgraciadas? ¿Cuáles serán sus problemas? Porque seguro que los tienen ¿De qué forma se enfrentarán a ellos? Preguntas que hacen que yo me olvide de mis propios problemas, porque cuando comparo, los míos no son tan importantes. Me separo de ellos, procurando ver de lejos los míos y de cerca los ájenos. Y no es que pueda hacer mucho por lo demás, pero, por lo menos, aprendes que no hay que ser egoístas y que las alegrías y las penas nos afectan a todos. Estamos hechos del mismo material, tenemos parecidos comportamientos, sólo hay ligeras variaciones en nuestros pensamientos, y, sin embargo, nos empeñamos en ser tan distintos unos de otros. No debemos de quejarnos de lo malo que son los otros, porque nosotros podemos ser tan malos como ellos. Tan desconsideramos y tan egoístas ¿O es que no somos humanos todos? Y no dejamos de serlo, nos movamos en el ambiente que nos movamos, tengamos la educación que tengamos. En los momentos cruciales siempre sacamos el animal que llevamos dentro. Tenemos reacciones imprevisibles y hacemos cosas que nunca hubiésemos pensado que haríamos. Y si no puedes fiarte de ti mismo, ¿cómo te vas a fiar de los demás? Y, no obstante, sin dejar de vigilarnos, es necesario que confiemos unos en otros, y perdonar faltas, que al fin, es perdonarnos nosotros mismos.

Tal vez si intentásemos conocernos un poco, seríamos más felices y la vida tendría más alegrías y menos complicaciones. Habría menos guerras por malos entendidos. Todo el mundo es malo y bueno, lo mismo que nosotros ¿De qué podemos culpas a la gente, si la misma falta somos capaces de cometerla todos?

Me gusta ponerme en la piel de gente y preguntarme: ¿qué haría yo en parecidas circunstancias? Y no paro de hacerme preguntas cuando miro la cara de las personas que pasan a mi lado. Quiero imaginarlas felices y sin problemas.

Mi conclusión final es que si comparamos, no deberíamos tener bastantes motivos para quejarnos. Ni siquiera, cuando no seamos los más afortunados.

18 comentarios:

  1. Son pensamientos que tambien he sentido muy a menudo y con los que me siento plenamente identificado
    un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Estimado amigo y compañero:
    Ya sabes, por aquello de haber compartido muchas vicisitudes hace más de cincuenta años.
    Muchas gracias porque cada día, me sorprendes con un tema que requiere que mis neuronas se pongan a trabajar.
    El tema de hoy no se puede comentar de forma breve, sobre todo, porque tiene tanto calado o más bien tanta altura que nos mandas al carajo (al parecer subirle a lo alto del palo mayor de un barco) a más de uno.
    Tú puede que llegues a santo. Por eso no sé si para escribir hoy te has inspirado en estas palabras:
    Un discípulo de Jesús le preguntó: "¿Maestro, cuántas veces he de perdonar a mi hermano? ¿Siete veces?" "Siete veces no, setenta veces siete", le contestó Jesús. Perdonar es un don de Dios. La oración sincera, procedente de un corazón limpio de pecado, ayuda a "desmantelar" la ofensa, a perdonar al que nos hirió.
    Pero yo te digo que el perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho, ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho... Perdonar es un proceso muy complejo. Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer...
    Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos...
    Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos.

    Un abrazo, campeón.

    ResponderEliminar
  3. Muchas veces yo también me pregunto lo mismo con la gente que me cruzo. La verdad es que hay tantos problemas como personas. Unos más grandes que otros y tendemos a pensar que los nuestros son los mayores. Y casi nunca es así.
    Tienes mucha razón en todo lo que dices, Diego.

    Un abrazo de Mos desde mi orilla.

    ResponderEliminar
  4. Creo que las personas que conocemos, son proyecciones de nosotros mismos, y que todos somos eslabones de la misma cadena y hacernos daño es hacernos a nosotros mismos también. Tenemos que aprender a ponernos en los zapatos de los demás.

    Besos Disan.

    ResponderEliminar
  5. Hola Disancor, muy bonita la entrada. Es bueno pensar que nuestros problemas son una gota más de agua en el océano. Que siempre hay personas que lo pasan peor que nosotros. Que nuestra vida por dura que parezca, es un bálsamo en comparación con los problemas de otras personas que están enfermas y encima solas, y sin tener medios económicos.
    Por eso cada día cuando me levanto, le doy gracias a la vida por haberme concedido ser feliz.
    Saludos y un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  6. Así debería de ser, pero somos animales de naturaleza diversa y por si fuera poco no nos entendemos ni nosotros, ¿cómo vamos a entender a los demás? Si algún dia se alcanzase esa perfección ya no habría lágrimas en la Tierra (no cuento las de felicidad). Merece la pena intentarlo con muchas ganas...

    Besitos.

    ResponderEliminar
  7. Maravillosa reflexión, como la mayoría de las que hace, pienso como usted y yo también me pregunto como serán la vida de los demás, pero soy consciente de todo lo que tengo, aunque no parezca mucho, pero para mí las personas están por encima de la materia, se de lo que sea que este hecha.

    Un besazo.

    ResponderEliminar
  8. Desde luego no es curiosidad lo que siento, es el deseo que la gente sea feliz y no tenga muchos problemas. Comprendo que desear no es hacer milagros y hay que conformarse solamente interesándose por las personas.
    Juanjo, un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Me pasa que me pongo a escribir, y a escribir, y me sale lo que me sale. Pero aseguro que escribo lo que pienso, y como después no lo leo, ni siquiera sé lo que he escrito. Puede que sean las verdades de un viejo chocho que no retira ni una coma, siempre que no falte al respeto o la dignidad de las personas. Soy como soy, por puro convencimiento. La mayor caridad que se puede hacer por un ser humano, es animarle a que luche.
    He de felicitarte por tú magnífico comentario y que lo hagas en este blog.
    Anónimo, un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Si nos fijasemos en la gravedad y el tamaño de los problemas de muchas personas que conocemos o tenemos cerca, veríamos que los nuestros son insignificantes. Pero tampoco nos vamos a amargar la vida viendo sólo las cosas feas. Y, sin embargo, no podemos ignorar tantas tragedias. Cada vida es un mundo.
    Mos, un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Las personas presumimos de buenas intenciones, otra cosa es ponerlas en práctica, y la verdad que con algo de voluntad no sería difícil entendernos mejor de lo que nos entendemos.
    ion-laos, un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Sí cierto, parece que solo nosotros tenemos problemas, que son los más grandes y los que peor solución tienen, y por mucho que veamos que no es verdad, no acabamos de convencernos. No hay que sé conformistas, pero hay que estar contentos con la poca felicidad que se tiene.
    Isa, un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. En fondo, los seres humanos somos unos desconocidos para nosotros mismos. No siempre somos capaces de controlar las emociones, ni sabemos como vamos a reaccionar en una situación límite.
    campoazul, un beso.

    ResponderEliminar
  14. Sin embargo, por muy buenas intenciones que pongamos, el mundo no hay quien lo arregle. Cada vez nos vamos aislando más, somos menos sinceros, menos auténticos. Son los tiempos, y no por ello vamos a sentirnos culpables.
    ODRY, un beso.

    ResponderEliminar
  15. A mi me ocurre lo mismo, sobre todo cuando tengo que viajar en metro, aunque al vivir en pueblo o aldea la mayor parte del año, la gente suele saber lo que acontece en la vida de sus vecinos. Beso.

    ResponderEliminar
  16. Me gusta saludar a la gente, aunque el saludo no siempre sea correspondido. Es muestra de solidaridad y acercamiento. Es ser consciente que estamos rodeados de personas.
    emejota, un beso.

    ResponderEliminar
  17. Pues has registrado muy bien momentos míos y estoy totalmente de acuerdo contigo. Ves? no somos tan diferentes! jajaj
    Buena entrada.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  18. En el fondo, todos somos iguales, lo que pasa es que las circunstancias y el ambiente donde nos movemos nos hace comportarnos de forma distinta, y no siempre como más deseamos.
    Un millón de gracias por tú visita y por el comentario.
    Beatriz Salas, un abrazo.

    ResponderEliminar