Hasta para los
caballos hubo un tiempo de esplendor. Aquel del auge del ladrillo, de la arena
y del cemento y el de los albañiles con cascos en la cabeza y encima de los
andamio o dirigiendo el brazo de una grúa, apuntando al cielo con el mando que
hacía chirriar los hierros. Aquel de constructores, bancos y gente espabilada
haciendo dinero. Unos levantando pisos, otros prestando dinero y otros muchos,
haciendo chanchullos.
Fue época dorada para
los caballos. Muchos de aquellos nuevos ricos del ladrillo del trabajo o de la
suerte, en un alarde de vanidad, pensaron que para que se notara bien su nueva
posición social de importantes ricos, no había nadan más llamativo que ser
dueño de un caballo, muchos caballos o cuadras enteras. Y en sus conversaciones
más distinguidas hablaban de yeguas, de potros y de puras sangres. Con algunos
de los caballos hasta habían llegado a tener un trato muy cercano y los
trataban con orgullo, como a viejos camaradas. Quizás valiéndose que el caballo
no iba a divulgar sus secretos, puede que hasta les contarán sus cosas más
íntimas. O como aquel alcalde de un importe pueblo andaluz, que le pidiese al
inteligente animal consejos para el gobierno municipal.
¡Si esos caballos
hablaran!
¡Pobres animales! ¡Mimados
en tiempos de opulencia, victimas en estos tiempos de crisis! Como a perros
viejos se les abandona a su suerte o se les sacrifica para hacerlos dinero,
poniendo así punto final a tiempos de abundancia y del derroche más exagerado.
Estimado Diego.
ResponderEliminarUna vez más te has superado tocando un tema que hace poco vi en televisión donde los pobres caballos eran abandonados por sus dueños.
Pobres caballos resultado del dinero de otros tiempos.
Un abrazo.
La verdad, querido disancor es que me dan pena que se abandonen a los animales así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pobres animales!! Aunque en este planeta ya se sabe que no hay mas animal que el humano… la verdad. Pues no me acuerdo o no supe nunca cual es el alcalde que le pedía consejos al caballo, lo que si se es que si le hubiera hecho caso todo iría mejor.
ResponderEliminarAgradezco muchísimo el comentario tuyo en mi blog, para mi tiene mucho valor porque eres todo un experto y un gran fotógrafo del que aprendo siempre que admiro tus fotografías, por ese motivo discrepo del calificativo que te has puesto. ¡Eres un maestro! Nada tiene que ver las técnicas de antes a las de ahora y sin embargo supiste captar todo el significado en cada imagen con tu cámara.
Besos amigo.
A la gente le gusta que se vea el dinero, y ninguna cosa más grande que un buen caballo para exhibir el poder económico. Y duró lo que duró, después aquellos pobres animales pagaron su parte de la ruina de la economía, pasando, muchos, a desaparecer convertidos en filetes o abandonados a su suerte.
ResponderEliminarSoria 9, un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto, da pena ver tantos animales abandonados, y sobre todos aquellos que en su día nos dieron muchas satisfacciones y a los que cuidamos como a un pariente querido.
Amapola Azzul, un beso.
ResponderEliminarSi aquel caballo hubiera podido dar consejos y su dueño los hubiera seguido, seguro que en la hermosa ciudad de Marbella no hubiera habido tantos delincuentes saqueándola. Aunque, puede que con tantos chorizos, hasta el caballo hubiera acabado maleándose.
Pues, te repito, me encantan tus fotos. Yo solo fui un reportero con mucha afición, pero muy escasos medios. Aunque, eso sí, siempre fui por libre e hice lo que quise.
campoazul, un beso.
Esta entrada se debería llamar: ¡¡Ha, si los caballos hablaran!!
ResponderEliminarTe imaginas cuantos secretos nos enteraríamos y tal ves a más de uno le hubieran dado buenos consejos...
mariarosa
En tiempos de abundancia daban importancia los caballos y cavallos. Te has olvidado de los de los BMV's, y demás "haiga's" :-)
ResponderEliminarUn abrazo, Diego.
Miguel-A.
Bueno, en este momento los caballos se quejarían que después de utilizarlos los han dejados tirados, como los políticos dejan tirados a los votantes en unas elecciones. Cuando ya no sirven a un propósito, a los animales y las personas se les abandona con la misma falta de sensibilidad.
ResponderEliminarMaría Rosa Giovanazzi, un beso.
Así es, en tiempos de esplendor, los caballos de carne y los de los cochazos visten mucho e inflan a tope la vanidad de ricos, nuevos ricos y hasta pobres de solemnidad. Es la condición humana, sentirse orgullosos frente a los que nos envian.
ResponderEliminarMiguel Ángel, un abrazo.