Yo era un fotógrafo que antes de salir para hacer un trabajo lo comprobaba todo muy concienzudamente: cámaras, flashes, carretes…, en fin hasta el más mínimo detalle, y me daba igual lo importante que fuese el reportaje. En esta ocasión se trataba de hacerle una serie de fotografías a un niño. El crío, de 5 ó 6 años, se portó muy bien, cosa poco normal en niños de esa edad. Hice muchas tomas, hasta terminar el carrete. Todo perfecto, sin ningún contratiempo. Revelé el carrete de la forma habitual, comprobé con cuidado el revelador y fijador, según tenía por costumbre. Finalizado el proceso, lavé la película y después la puse a trasluz para ver los negativos. Vaya disgusto, se habían impresionado los dos primeros negativos de las fotos que hice antes de llegar a la casa del niño, el resto, estaba en blanco. No había salido nada. Comprobé inmediatamente la cámara y el flash, pero no encontré fallos. Volví con la memoria al niño, y todo fue normal.
Repetí el trabajo al día siguiente, poco más o menos como el día anterior, con las pertinentes comprobaciones del equipo de faena. Y esta vez no fue mejor que la anterior, pues el carrete estaba en blanco. Aquello empezó a preocuparme. Busque causa y no encontré ninguna. Para mi la culpa era de la mala suerte y de la casualidad que yo hubiera cometido los dos primeros fallos de mi vida con el mismo cliente.
Muy amable y muy paciente conmigo, la madre del niño me permitió repetir las fotos, y a indicación mía, posó en tres con el niño en brazos. Y vuelta a repetir el proceso de revelado de la película. Esta vez con otro resultado, se impresionaron los tres negativos donde aparecía la madre, pero el niño no se veía por ningún lado.
No sé cuantas cosas pensé, cuantas vueltas le dí al asunto, cuanto tiempo me duró el mosqueo, hasta que lo acabé olvidando. Le regalé las tres fotos a la señora, le pedí perdón por las molestias, y la convencí de que el único culpable era yo. Dijo que le haríamos las fotos cuando el niño fuese más grande. Y se las hice dos o tres años después, también en su primera comunión, y no pasó nada extraño.
En mi memoria quedó como una de esas cosas inexplicables que ocurren en la vida. En el fondo pienso que no es nada importante, que alguna explicación tendría.
Disancor tengo una duda:es un relato de ficcion( en ese caso me parece intrigante) o es un caso real?Si fuera esto ultimo me has dejado directamente alucinado
ResponderEliminarUn abrazo
Ufff que miedo no??? es que por más que pienso no se me ocurre nada para justificar la ausencia del niño en la foto, o al menos nada normal.
ResponderEliminarMejor no pensarlo, menos mal que pasado un tiempo lograste fotografiarle...
Un besazo enorme Disancor
Que raro!!! y lo peor de todo esto es que no hay una explicación razonable.... sería un espíritu?? casualidades de la vida??? Nos quedaremos con la duda, cést la vie!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Ut
Qué curioso. Tal vez el niño se volvía fantasmita para no salir retratado :-) Es extraño la verdad, para mí cosa de espiritus :-)
ResponderEliminarSAludos y abrazos.
Mmm, que tenebroso Disancor...
ResponderEliminarMuy interesante!
Cariños!
Para temblar.
ResponderEliminarsi n fuera nada importante.. no lo estariamos recordasndo ahora. curioso curioso.
ResponderEliminarsaludos.!
eli,
Dicen que los niños sí pueden visionar los espíritus. Quizás tu mirada limpia de niño podía ver al infante pero no lo captaba tu cámara.
ResponderEliminarMe encantó tu relato, te aplaudo y provocaste un escalofrío en mi interior.
Qué grande eres, mi amigo.
Besicosssss
¡Alucinante Disancor!, fijaté que yo estaba pensando algo similar a Isa, porque a no ser que el niño se moviera justo en el minuto de disparar la foto y por eso no saliera,...la única explicación sería que el niño se convirtiera en Fantasmita para no salir en la Foto,...parece un fenómeno de esos paranormales, menos mal que al cabo de unos años lograste retratarle si no menudo yuyu...
ResponderEliminarBesos Disancor
Lo inventaste? Porque si no es asi,si yo fuera la madre del niño estaría poco más que atemorizada.
ResponderEliminarMe pusiste los pelos de punta,jeejeje.
Besos
Sea real o ficticio, qué vida más intensa la tuya con tantas historias increíbles. Si me pasa a mi me muero de miedo porque explicación no le encuentro ninguna. Menos mal que años más tarde salió la foto porque ya intuía yo algo extrasensorial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es real, es un fenómeno paranormal, pero, cualquiera sabe lo que es eso. Mejor dejarlo correr como hiciste, y si en la comunión no paso nada extraño, pues mejor, pero que cosita dan esas historias... jajajja.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Me has dejado impresionada, realmente es un hecho inusitado, a mí me hubiese dado mucho que pensar. ¡Jesús!, se me pone la piel de gallina. A veces ocurren cosas que...
ResponderEliminarUn abrazo.
Fue un hecho real, tal y como lo cuento. Uno de esos casos raros, muy raros, para los que no se encuentra una explicación, por lo menos, razonable.
ResponderEliminarjuanjo, un abrazo.
A mí tampoco se me ocurrrieron razones por las que el niño no salía en la foto. Pero para mí entonces la preocupación mayor era tener que pedir disculpas por lo que consideraba un fallo mío. Por lo demás, no tenía más importancia.
ResponderEliminarConfío que estes animada.
silver, un beso enorme.
Hay muchas cosas que ocurren por pura casualidad, y cuando no las podemos explicar ya imaginamos misterios para dormir tranquilos. A mi nada me parece tan complicado.
ResponderEliminarUt, un abrazo.
No creo en fantasmas, espíritus, ángeles ni domonios. Todo tiene una expliación, que la encontremos, o si la que eencontramos sea de nuestro gusto, ya es otra cosa.
ResponderEliminarisa, un abrazo.
No soy supersticioso, pero reconozco que me gustaría tener una buena explicación para esas cosas misteriosas que ocurren de cuando en cuando.
ResponderEliminarSol, un beso.
Bueno, tampoco es para asustarse. Alguna buena explicación habrá. Raro, si fue raro.
ResponderEliminarmariajesusparadela, un saludo.
Sí, si no hubiera sido importante, en su día, no lo recordaría ahora. Sin embargo, para mí creo que fue importante por la rareza y por no haber podido averiguar lo que pasó.
ResponderEliminarEli, un saludo.
Abundan las leyendas de espíritus, fantasma y todas esas cosas que quitan el sueño. A mi me dan un poco de risa, pero respeto a todos los seguidores y creyentes. Cada persona tiene una sensibilidad diferente.
ResponderEliminarEmibel, besos.
No puedes imaginar, a pesar de todo, cuando al cabo de los años puede fotogafiarlo el peso que se me quitó de encima. Te confieso que iba un poco desconfiado, no podía dejar de decirme: "estaría bueno que ahora tampoco saliera"
ResponderEliminarmariaje 15, un abrazo.
No, no lo inventé, ocurrió. Y me preocupé mucho de no darle pistas ni hacer comentarios con los que la madre pudiese creer cosas raras. Parece que lo conseguí, en gran medida, porque era una mujer muy equilibrada.
ResponderEliminarSusy, un beso.
Ser viejo da para contar muchas historias vividas, mi imaginación, a esta altura, no da para inventar nada. Siempre se recuerdan mejor los hechos más insólitos y raros, aquellos para los que ni con el paso de los años encontramos una buena explicación.
ResponderEliminarLoli Salvador, un abrazo.
La vida esta llena de misterios, eso es lo emocionante. A mi no me gustan las cosas fáciles, necesito hacerme preguntas. Sí, admito que hay cosas para las que no hay muchas respuestas, pero tampoco hay que asustarse.
ResponderEliminarEmilio, un abrazo.
Yo siempre he estado como perseguido por hechos extraordinarios, lo que pasa que soy poco sugestionable. Todo tiene alguna explicación, y si no la tiene, bueno, pues no la tiene, y no le doy más vueltas al asunto.
ResponderEliminarMercedes, un abrazo.
Las neuronas de la imaginación las tengo todas nuertas, sin embargo, las de los recuerdos estan vivas. Lo que cuento es real, y fiel a la memoria. Estoy de acuerdo contigo que a una persona sensible le puede poner los pelos de punta.
ResponderEliminarLuna, un beso.