O yo estoy loco o soy un romántico pasado de rosca, pues muy bien no tengo que estar de la sesera para que en los tiempos del confort y de prisas, me gusten los trenes lentos. Aquellos que echaban humo, que los viajeros sin decirlo, podían demostrar que habían viajado. Añoro la aventura del traqueteo, de los trenes de madera y hasta los de vía estrecha. Aquellos que paraban en todas las estaciones, y en algunas les ponían la manguera para llenarlos de agua, mientras los viajeros aprovechaban para estirar las piernas por el andén, o darse un paseo hasta la cantina. Ni la gente ni el tren tenía prisa. Un momento antes de arrancar el jefe de estación daba la salida, y el revisor apoyado en una ventanilla observaba a quienes subían, y si sospechaba que una persona había subido sin billete, pues allí estaba él para cobrarle doble con la amenaza de hacerlo bajar en la próxima estación.
Pequeños incidentes que formaban parte de la aventura.
En invierno se pasaba mucho frío, y en verano, el aire acondicionado, mezclado con carbonilla, era el que entraba por las ventillas abiertas. Pero a simple vista el personal parecía relajado y contento Pues en un departamento se oían cantar a unos soldados. En otro, contaban historias y chistes. En el siguiente, dormían. En el otro, comían. En el otro, bueno, pueden que fuesen serios si es que iban a un entierro. En el otro, tal vez, se viera la cabeza de uno de los guardias civiles de la pareja de escolta, vigilando el pasillo. Con toscas pinceladas, este el principio de una noche de viajes que hacían los trenes de largas distancias, y con hora de llegada a su destino fijada por la suerte. Después del horario, un rato más o un rato menos.
Entonces, siempre había algo que contar de los viajes. Se vivían intensamente. Se intercambiaban historias, saludos y despedidas, y hasta se hacían promesas. Otro día podrías recordar por donde habías pasado, revivir el paisaje que te ha impresionado o la estación que te ha gustado. Por todas esas cosas me gustan los trenes de mis recuerdos. No tengo prisa por llegar a ninguna parte, nunca la he tenido. Me gusta saborear la vida, vivirla despacio, que es la mejor forma de disfrutarla.
Estoy contigo completamente de acuerdo, me ha encantado tú relato, por un momento me ha hecho recordar, algún que otro viaje.
ResponderEliminarUn besazo.
yo tambien hecho de menos esos trenes del pasado.recuerdo cuando en verano cogiamos uno para ir a la playa.Parecia todo un viaje y en realidad estaBA CERQUITA DE CASA
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta tu relato. Recuerdos no tan lejanos que me dicen que hemos cambiado,pero a peor.
ResponderEliminarUn beso
Muy buena metafora!
ResponderEliminarComparas tú filosofia de vida, sin prisas por llegar a ninguna parte y saboreandola despacito, para disfrutarla bien, con los trenes lentos de ayer!
Sin duda alguna: eres un romántico...muy inteligente... pero no pasado de rosca!
Te he entendido perfectamente.
Un abrazo.
Janita
Los viajes en tren que se hacían antes, tenían el encanto de una atracción. también se charlaba con gente que te tocaba de acompañante y se compartía un poco de todo.
ResponderEliminarDe pequeño viajar en tren era toda una aventura a lomos de un gigante de hierro. No dormía en todo el viaje y me fijaba en los lugares por donde pasaba y en las estaciones. Los vendedores ambulantes salían al convoy para intentar vender algún producto típico: rosquillas, caramelos, navajas, mantecadas, refrescos, queso, etc.
Toda una aventura agradable, sí señor.
Un abrazo de Mos desde su orilla.
Todos los días cojo el tren para ir a trabajar a algo relacionado con lo mismo que sale mucho en la tele, en las series concretamente, y en alguna peli, la última la de Tejero, ahora estamos empezando con otro rodaje. Qué me vas a contar de trenes, si llevo 24 años viajando en ellos! Pero tu relato me ha encantado, me ha hecho sentir añoranza de esos tiempos. Conservamos el Tren de la Fresa, algo es algo...
ResponderEliminarUn besito Disan.
Disancor, me ha hecho gracia sobre todo la primera frase "loco o romantico pasado de rosca", pues lo segundo mas que lo primero hombre...; a mi los trenes cuando era chica, intentaba mi madre que no estuviera cerca de ellos primero porque pensaba que me atufaría con el humo que echaban jajaja y segundo porque temia que me acercara demasiado al anden y me llevaran por delante, en fin mi madre siempre ha sido asi de sobreprotectora. Lo que mejor recuerdo es que era el medio de transporte en que me mareaba menos y aun asi a veces me mareaba sobre todo si iba sentada contrasentido...aparte de eso siempre me ha gustado mirar el paisaje, y la verdad es que me gustaban más que estos trenes tan modernos que a veces no puedes ni estirar las piernas. Una vez hace ya años me colé sin pagar billete, pero era porque ya llegaba demasiado tarde y no me daba tiempo a coger el billete y encima habia tenido que volver al camino con un buen nevazo en Avila porque habia perdido el monedero con el dinero asi que como para estarme luego esperando a que saliera el tren y habia tanto jaleo en los vagones-sobre todo de gitanos atrancados en el pasillo de la puerta- que el revisor no llegó a pasar por el coche o vagon en el que yo iba, asi que al final el viaje hasta Burgos me salió gratis ¿que te parece? hoy dia le tengo tanto miedo a la nieve que salvo casos de extraordinaria necesidad no se me ocurre viajar ni en tren ni en coche. En fin, Gracias Disancor por estos ratos tan amenos que nos haces pasar, en esta ocasión recordando los viejos trenes ó no tan viejos...
ResponderEliminarUn Abrazo
Hoy no estoy de acuerdo contigo, no los añoro, ya que en mi país la mayoria son del tiempo e ñaupa.
ResponderEliminarun beso.
mariarosa
Para mi desgracia no recuerdo ningún viaje hecho en tren, no sé si alguna vez he llegado a utilizar los trenes que describes, si ha sido así no lo recuerdo. Y me da rabia porque sé que me hubieran encantado.
ResponderEliminarUn beso grande con achuchón
Me ha gustado mucho su relato, solo recuerdo un viaje en un tren cuando tenia unos siete años, mi madre me decía todo el tiempo que no me asomara a la ventanilla, que me entraría carbonilla en los ojos y se me pondrían malos.
ResponderEliminarEs un recuerdo que no he olvidado nunca, fue la primera vez que montaba en un tren.
Salud, amigo.
De Jorge Manrique: "..., cómo, a nuestro parecer, / cualquier tiempo pasado / fue mejor".
ResponderEliminar(Miguel-A.)
Hay que reconocer que aquellos trenes´no eran cómodos, `pero si queremos ver la parte buena de las cosas, se hacían viajes muy divertidos.
ResponderEliminarODRY, un beso.
Lentos, eran muy lentos, pues en apenas 300 kilómetros tardaban 10 ó 12 horas. Siempre llegaban con retraso, pero llegar, llegaban.
ResponderEliminarJuanjo, un abrazo.
Bueno, en lo referente a los trenes, parece que hemos mejorado con el tiempo. Ahora todo el mundo tiene prisa, siempre vamos corriendo, entonces había que aumentar la velocidad de los trenes. Es la velocidad de la vida.
ResponderEliminarla reina del mambo, un beso.
Un poco`pasado si que estoy, hasta creo que vivo en tiempos equivocados. !Mira que gustarme aquellos trenes tan incómodos! Y es que no entiendo como se puede disfrutar de la vida siempre corriendo. La verdad que no da tiempo de saborearla.
ResponderEliminarJanita, un abrazo.
En aquellos interminables viajes en tren, no sólo charlabas, hasta hacías amigos o te salía una aventura amorosa. Y como no había prisa, bajaba uno en todas las estaciones para echar un trago en la cantina.
ResponderEliminarMos, un abrazo.
Cuando las cosas se hacen por obligación, no se disfruta, por muy interesante que sea el trabajo. Imagino que tú estarás más que harta de tanto tren.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
Antes los trenes eran más bien cosa de pobres, o el medio para viajar más utilizado por el pueblo, hoy se imponen los de alta velocidad, con precios para ricos. Creo que han perdido todo el romanticismo. Es el progreso.
ResponderEliminarmariaje 15, un abrazo.
Hay paises donde los trenes no han mejorado, y lo lógico sería que todo vaya con los tiempos. Y es que hay cosas que han avanzado muy poco, y otras,han ido demasiado de prisa.
ResponderEliminarmariaosa, un beso.
Bueno, no te preocupes por no tener recuerdos de viajes en tren, eso es común a la mayoría de los jóvenes.No os perdéis nada. A mi si me traen muy buenos reuerdos, por mi juventud y porque fueron los tiempos más felices de mi vida. Tuve que viajar mucho en tren y perder muchas horas en las estaciones.
ResponderEliminarsilver, muchos besos.
Ya puedes contar algo de los trenes. Aquellas locomotoras que corrían echándole el humo a los viajeros, que terminaban el viaje negros como un carbonero. Desde luego, no puede decirse que fuesen viajes cómodos ni limpios, aunque si divertidos.
ResponderEliminarMarinela, un saludo.
Sí, es verdad, de los tiempos pasados siempre quedan buenos recuerdos. Vivimos la felicidad de la juventud, con la vejez se empiezan a ver las cosas más negras. Ya no ve uno romanticismo por ninguna parte.
ResponderEliminarMiguel A., un abrazo.
Viajes de ensueño vividos de a poco..
ResponderEliminarGracias por este post, Dis!
Abzs del alma!