Es normal y
compresible que cada Región o Comunidad
Autónoma con aspiraciones de país independiente, quiera conservar sus
costumbres, su historia, sus tradiciones y su lengua. Pero muchas veces se hace
una defensa que raya en lo más ridículo. Tal es el caso de las lenguas
impuestas por la fuerza por políticos y nacionalistas, invirtiendo grandes cifras de dinero,
esfuerzos, decepciones y desprecio para quien no habla el idioma del lugar que visita o en el que vive. Y el caso es que en la
calle tienen una buena convivencia los dos idiomas. Sin embargo, en lo oficial,
público, servicios televisivos y Órganos que nos representan, han de tener
disponibles intérpretes y traductores para dudar, si no hemos dudado, de en el
país que nos encontramos. No es para menos, porque ni papeles ni letreros de
las administraciones autónomas, nos dejan ver claro lo que queremos. Y eso que
los respetables señores que hablan o escuchan, no tienen pintas de incultos analfabetos de la lengua que hablan ciento de millones de personas.
Vivimos tiempos de
grandes diferencias en todos los sentidos. Si antes no las había, ahora sólo
queda la tarea de hacerlas más y más grandes, más y más exageradas cada día. De
la naturalidad más elegante hemos pasado a la imposición más grosera.
Hace algo así como
cincuenta años, entré una noche en una taberna de pescadores en un pueblecito de
una parte de nuestro país con fama de independentista. El camarero hablaba con
unos viejos pescadores al final de la barra. Me sirvió lo que pedí, y me
preguntó de parte del grupo de pescadores, si me molestaba que siguieran hablando
en su lengua. Di las gracias emocionado por aquel elegante detalle. Para mi era
indiferente que hablasen como quieran,
tampoco tenía derecho a inmiscuirme en nada, ellos estaban en su casa y
yo era un forastero. Motivo más que sobrado para agradecer muy sinceramente el
gesto.
Pasados tantos años,
me pregunto como se desarrollaría la misma escena con personas de hoy. Creo que
es la ocasión para que vosotros, amables seguidores, completéis con palabras mi
pensamiento y mi pregunta: ¿cómo me hubieran tratado ahora? Yo pienso que mal si hubiesen sido políticos, bien si eran personas del pueblo.
Hablo tes idiomas y entiendo un cuarto. De pequeña mi padre me dijo que cuantos más idiomas supiese tantas personas era. Y así lo he comprobado en mi periplo por el mundo que ha sido bastante agitado. Y en todos los sitios me encontraba en casa.
ResponderEliminarEl gesto de ese Sr. es loable. Me molesta que delante de mi hablen un idioma que no entiendo si hablan mi idioma. Si no lo dominan me da exactamente igual, trataría de entenderles y haría un esfuerzo.
Un abrazo
Pienso que depende de la persona, no de los tiempos. Allá por los años cincuenta y tantos, antes que yo naciera, mis padres viajaban mucho por la profesión de mi padre. En un pueblo de Galicia, una señora también se disculpó porque su madre, muy mayor, no sabía castellano. Sin embargo en otra ocasión en el mismo Barcelona, entraron en una tienda a comprar una camisa, y el dependiente le habló en catalán, por lo que mi madre se dio media vuelta y le dejó plantado. Estuvieron en esta ciudad dos años y no volvieron a tener ningún incidente de este tipo.
ResponderEliminarPerdona mi rollo, que ya parezco una vieja contando batallitas.
Un beso.
He estado 10 años en Cataluña y otros tantos en Galicia y nunca he tenido problemas con la gente llana del Pueblo. Los entiendo perfectamente y los dos me gustan. El Problema es que me expreso mejor en Castellano y así lo hago; haciéndoles saber que pueden hablarme en el idioma que quieran, previa pregunta cortés por su parte.
ResponderEliminarEn el ámbito de la Política parece que el asunto es vital, pero la gente de la calle no tiene esos problemas de convivencia a causa de la lengua. Hace dos años estuve en Barcelona y más recientemente en Santiago de Compostela y puede comprobar que lo que "mitinean" los Políticos no se corresponde con la Realidad y las aspiraciones y ansiedades son otras como por ejemplo:¡¡¡Que arreglen lo del Paro!!! Esa, si, es la Petición Popular que, algunos, quieren enmascarar.
Un abrazo.
Pues yo no estoy tan segura de que te trataran bien, también depende del sitio donde te hallases, (que yo no voy a nombrar ninguno). Yo creo que los políticos metieron mucha cizaña entre los pueblos a causa de los idiomas y hay personar que se creen muy superiores si se encierran en su lengua e ignoran a los demás. No hace mucho en una comida de negocios éramos tres de una comunidad, cuatro de otra y dos con el solo idioma español, esos cuatro se pasaron el tiempo hablando en su idioma y solo pasaban al español para dirigirse a alguno de nosotros...
ResponderEliminarBesitos.
Cuando se estaba hablando de la reforma del Estatuto catalán ---el que se pensaba que no debía aprobarse desde Madrid---, me eché una noche en la cama sin muchas ganas de dormir, y me tuve que levantar para ver si leyendo algo, me llegaba el sueño. Para ese fin cogí uno de mis libros favoritos: un viejo libro de “La Historia de España”. Y releyéndole por enésima vez, por fin me llegó el sueño. Y soñé. Baya si soñé. No sé cómo, pero yo me encontraba en el salón se mi casa con Juvencio, un gato muy inteligente que tiene Antonio Díaz Bautista, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia. Lo cierto es que Juvencio, entre ronroneos, me estaba diciendo muy claramente, que él, metido a profeta, ya sabía lo que iba a suceder dentro de poco tiempo en este país. Según él, las actuales comunidades autónomas acabarían convirtiéndose en naciones, y, aún dentro de ellas, se separarían las provincias y después las comarcas, hasta formarse una constelación de minúsculos países, casi siempre peleados unos con otros.
Me anunciaba el gato Juvencio en mi sueño, que, aprovechando la debilidad producida por tal fragmentación, nos conquistarían los musulmanes (que antes ya habrían llegado a miles en cayucos hasta nuestras costas tras un efecto llamada meterse hasta la cocina) y, con muy mala leche, y riéndose el muy ladino de Juvencio, me decía que las feministas no podrían ni salir de sus casas para asistir a alguna manifestación acorde con sus idearios.
Pero me decía el gato Juvencio que cree que después de todo, y cuando pasen otros más de mil años, lentamente todo se iría arreglando porque siempre habría algún príncipe de sangre real (igual se llamaría Pelayo), que se haría fuerte en Asturias e iniciaría la Reconquista. Cuando ésta concluyera, afirma el gato sabio, que sólo habría dos grandes comunidades autonómicas: una en el este, hacia el Mediterráneo y otra que comprendería el sur, las dos mesetas y los territorios atlánticos y cantábricos. Entonces se casarían el presidente de una de las comunidades y la presidenta de la otra, o los dos presidentes o las dos presidentas, lo cual sería posible según una antigua ley de comienzos del siglo XXI. De este modo se lograría la unidad nacional y surgiría de ella un nuevo estado que se llamaría España II.
Ante tan peregrinas como infundadas previsiones, me desperté con un sobresalto y entonces desapareció de la escena el gato Juvencio que me estaba haciendo imposible un sueño tranquilo.
Claro que bien pensado, si ese gato existiese en realidad, lo mejor sería decirle a don Antonio que le matriculase en un centro docente para gatos que le garantizara, como a los niños de ahora, el que no se tenga en el futuro ningún conocimiento sobre temas históricos. Y todos tan contentos.
Hummmm me gustaría tanto pensar que ahora te tratarían de la misma manera Dis... Imagino que hay de todo y a personas entrañables como tú se merecen dar con personas igual de entrañables en cualquier rincón de la península, pero como desgraciadamente las cosas no van así me temo que hoy en día sería una cuestión de suerte.
ResponderEliminarMil besos con achuchón y mil gracias por tus palabras siempre tan amables que acarician el alma
De joven estudié algunos años de inglés, pero nunca tuve ocasión de practicarlo, y con los años casi lo he olvidado. Y la verdad que da seguridad saber algunos idiomas, además del propio. Sin embargo, da rabia cuando la gente hablando todo el mismo idioma, tiene la descortesía de hablarte en otro distinto.
ResponderEliminarKaty, un abrazo.
Sí, hay gente muy desconsiderada, aún siendo comerciantes, que por lo cuenta que les tiene y para la buena marcha del negocio, no deberían de poner barreras con lo de los idiomas. Si tienen ese comportamiento con los clientes, ¿cómo tratarían a los forasteros si fuesen funcionarios en su Comunidad Autónoma?
ResponderEliminarTeresa, un beso.
ResponderEliminarYo tampoco he tenido complicaciones con el idioma, ni he notado discriminación ni rechazo. Quizás en lo que más he notado en la Comunidad que visito es en el nombre de calles, plazas y todo lo propio del lugar y lo oficial, y gestión de documentos y cosas de esas, en lo que algunos funcionarios son muy reacios a hacer de traductores.
Pedro Luis López Pérez, un abrazo.
Es violento esta reunido con personas, que hablando todos el mismo idioma formen grupos para hablar el de sus Comunidades Autónomas. Por desgracia, ese comportamiento se da mucho, y hasta se les nota orgulloso de excluir de sus conversaciones a las personas que no entienden su lengua.
ResponderEliminarcampoazul, un beso.
ResponderEliminarEs conveniente conocer la historia, porque al cabo del tiempo se repite. Pero esperemos que las previsiones del gato de tus sueños, tarden mucho en cumplirse, porque no sería bueno que nuestro país acabe hecho trocitos, y en una especie de torre de Babel, en cuanto a lenguas se refiere.
Me ha encantado tú sueño y la forma de relatarlo.
J.C.L., un abrazo.
ResponderEliminarLo cierto es que yo nunca he tenido complicaciones, quizás será que no soy muy suspicaz, y siempre he respetado más a las personas que las normas que impone el sistema. Lo contrario de la que hacen algunas Comunidades Autónomas, imponiendo reglas para establecer diferencias. El comportamiento de la gente en la calle es de lo más normal, al menos que sea político o viva de la administración de su Comunidad.
silver, un abrazo.
Es muy posible, Diego, que te atendieran bien, en el idioma común de todos. La educación y los modales no están reñidos con los derechos a conservar y proteger un idioma propio.
ResponderEliminarLos políticos todo lo joden (con perdón).
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
La gente suelen tener un buen comportamiento en la calle con los idiomas, sólo algunas personas obran influidos por los mandan en la Comunidad de aspiraciones independentista.
ResponderEliminarMos, un abrazo.
Diego, me parece que tratas un tema polémico, que yo no me hubiera atrevido a tratar... tal vez, porque hubiera sido menos indulgente qure tú.
ResponderEliminarEl colmo de los colmos fue cuando hace muy pocos años se quiso poner traductores en el Congreso de los Diputados.
Un abrazo.
Miguel-A.
No recuerdo bien como quedó aquellos de poner traductores en el Congreso de los Diputados, pero, ya con sólo proponerlo, fue la repera de los despropósitos.
ResponderEliminarMiguel A., un abrazo.