Cuando se tienen
dificultades para hablar, uno desearía comunicarse con el pensamiento. Pero,
por fortuna, hasta ahí no ha llegado todavía la ciencia. Y digo por fortuna,
porque sería terrible que nuestros pensamientos estuviesen siempre al
descubierto. Con las cantidad de cosas feas que pensamos algunas veces unos
de otros.
Sin embargo, en mi caso, pienso con facilidad
y me comunico hablando con mucha dificultad. A la gente la cuesta entenderme
cuando no ponen atención y no tienen paciencia para escucharme. Pongo mucho
cuidado en vocalizar lo mejor que puedo y consigo expresarme con claridad, pero
me falla el volumen, que dependiendo de mi estado de ánimo, es más alto o más
bajo. Cosas molesta para quien escucha y
para mí que tengo que esforzarme mucho para hacerme entender. Esto me obliga a
aislarme un poco de la gente, pues creo que la palabra une mucho a las personas
y el silencio crispa los nervios, y no quiero ser un compañero silencioso. Me
gusta conversar, pero ahora he de conversar de uno en uno, pues es más fácil
atraer la atención de uno que de muchos.
Con los que ponen atención y escuchan no hay problemas, pero ¡son tan
pocos! En las conversaciones de grupo yo
no digo ni pío. Aunque bien pensado, para mi lo más seguro es no abrir la boca,
porque hay quien hace interpretaciones libres de mis palabras completando mis
frases, que muchas veces son lo contrario de lo que he dicho. Y eso algunas
veces me pone en un aprieto. Gracias que quienes me conocen saben que yo sólo
digo cosas bonitas. De todas formas, si yo digo blanco y mi interprete dice que
negro, malo, malo. Algunas veces no conozco, cuando las cuentan, ni mis propias
historias. Aunque entienda un tema o conozca la cuestión que tratan, prefiero
ser oyente de historias surrealistas ante que entrar a aclarar nada. Es
divertido ver con el ardor que la gente defiende su desconocimiento o sus
equivocaciones.
Cualquiera diría que
vivo fuera de los tiempos tecnológicos, porque le tengo pánico a los teléfonos,
a los móviles y a todo lo que funcione con la voz. Me cuesta no verle la cara a
quien habla, además de la rabia que siento cuando digo ¡diga!, e inmediatamente
enmudece el aparato, como si estuviese
preparado para dejar de funcionar cuando le llega una voz fea. Puede que esto
sean exageraciones mías o sea algo de vanidad al querer disimular una voz
horrible. Soy humano y también tengo derecho a sufrir algún complejo ¡Ojala
todo se redujese a eso!
Como también tengo
problemas para utilizar el teclado del ordenador, un amigo me regaló un
programa de voz. Lo instalé, y aquello era un cachondeo, el pobre ordenador se
pasaba la jornada preguntando si había querido decir esto o lo otro. Al poco tiempo el ordenador dejó de
funcionar, y si no fuese porque soy una persona muy razonable y lógico, hubiera
pensado que ni el ordenador había podido
aguantar el timbre de mi voz, y acabó volviéndose loco. Y loco sigue.
Hoy cuento estas
cosas porque todavía estoy disgustado con lo que me ocurrió esta mañana. Antes
de seguir, y para quien no me conozca, diré que soy un hombre de un seriedad
demostrada y, además encima de mi silla de ruedas no estoy para proposiciones
indecentes. Pues me pasó esta mañana que para subir una rampa le pedí a una
mujer que pasaba cerca que diera un empujoncito a la silla, y me contestó: “No, ya he dejado la
prostitución”
Las cosas de no
hablar claro, Mis respetos a la mujer y a su pasado.
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ResponderEliminarAmigo Diego, te deseo un buen día. Acepto que para hablar (comunicarte con la voz), tengas problemas
ResponderEliminaro dificultades que ya tuve ocasión de apreciar un día que te llamé por teléfono para felicitarte en tu cumpleaños, pero lo que está demostrado es que tienes una envidiable facilidad para expresarte con las letras, donde las pausas o descansos, o los silencios, nadie los aprecia porque lo que sí se ve desde una distancia importante es que sabes comunicar tus pensamientos de una manera que yo, al menos, te envidio. Y te copio, como sabes, para subirlos al blog del que todos deben tener conocimiento
Recibe una vez más mi más sincero abrazo.
http://homenajeadiego.blogspot.com.es/ Este es el blog que debería aparecer.
ResponderEliminarLo importante no es el timbre de la voz, lo importante es lo que se dice. Y estoy convencida que tus palabras fuera de esta ventana, son tan importantes e interesantes como las que nos dejas siempre. Si la gente, como dices, no tiene paciencia para escucharte, piensa que ellos se lo pierden.
ResponderEliminarYo tenía un compañero que fue operado de cáncer de garganta, y me contaba lo mal que lo pasaba cuando aprendiendo a hablar de nuevo, veía cómo la gente ponía caras raras ante su lentitud y su tono. Ahí aprendió a diferenciar la calidad de los compañeros.
Que no te callen nunca.
Un beso grande.
(He visitado tu otro blog y no veo dónde hacerme seguidora, pero lo tendré presente, para seguir tus interesantes entradas)
No dudo que cueste entenderte a la gente debido a tu enfermedad. También sé de tu dificultad para escribir pero tus entradas dicen mucho del hombre-coraje que eres, Diego.
ResponderEliminarY eres un hombre a tener enn cuenta por tu sabiduría, tu humanidad y, cómo no, por tu archivo fotográfico. :):):):):):)
Lo de esa mujer tienes que tomártelo como una anécdota y nada más.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Creo que todos tenemos unas limitaciones y también unas cualidades que nos definen. Tu Tienes enormes aptitudes para expresar tus sentimientos de una forma sobresaliente en un medio y, a lo mejor, en otro no tanto. Creo que debemos tomar en cuenta nuestras virtudes y no dejarnos superar por otras características en las cuales nos desenvolvemos peor.
ResponderEliminarComo dice Mos, creo que tienes que tomar la respuesta de esta señora como una anécdota.
Para alegrar tu día te cuento un chiste ¿Vale? También, un poco, sobre malos entendidos.
Había una vez un Inglés, un francés y un español que llevaban encerrados en una habitación bastante tiempo y el inglés miró para encima del Armario y vió una Tortilla..."¡Mirad, una Tortilla!
¿Como hacemos para cogerla?...Pues, uno encima de otro.
Bien. Lo echaremos a Suertes
Tiran la moneda y el inglés sube encima del francés y este encima del español.
Cuando estaba a punto de cogerla el Inglés tira un "pedo" del esfuerzo y dice el francés: "¡Hostia!¡Que Pedazo! y dice el español:"Guárdame un trozo"
Un abrazo.
Tu entorno es poco comprensivo contigo, por lo que leo. No te enfades, no merece la pena y ya no van a cambiar. Es cuestión de paciencia y cariño. Te entiendo, porque a mí me pasa lo mismo con el aparato de los dientes, a veces, me lo tengo que quitar porque me destrozo la lengua de tanto repetir, algunas personas parece que no tengan conciencia hacia el prójimo. Bueno, lo de la señora, jajajaja, ella sólo escuchó lo del empujón ;)
ResponderEliminarMil besos Diego y un abrazo enorme (((((muuuaacccssss)))))
Hola Disancor, vaya, menudo dilema con la pobre mujer. Bueno tal vez ella esté un poco sorda y no llegó a entenderte. Uffffffffff, te quedarías de cuadros. Si a mí me sucede eso seguro por muy seria que sea rompo a reir y la pido disculpas.
ResponderEliminarAunque depende del momento y la situación. A mí en casa me ha hecho gracias y me he sonreido.
Seguro que quien quiere escucharte te escucha muy bien.
Saludos y un fuerte abrazo
Amigo disan, me vas a disculpar que me haya reído con el final, aunque te hayas llevado un disgusto, no lo pude evitar, yo creo que a la señora le queda la deformación profesional, de todos modos ya todo el mundo te conoce por un hombre cabal que no va comprometiendo a las damas. Puede que tú no pronunciaras bien pero ella no estuvo muy brillante en la respuesta. En lo demás ya sabes cuando estás reunido con alguien quien te escucha y a quien no le importa lo que dices pero imponerte voluntariamente el silencio tampoco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya pudiste comprobar por ti mismo que mi pánico al teléfono es más que fundado. Siempre hablo con el miedo que no me entiendan o que este sometiendo a un suplicio a quien me escucha.
ResponderEliminarAunque no te lo diga, estoy muy contento de tú comprensión y aprecio, y también por el homenaje permanente que me haces en tú blog. Querido amigo, gracias, muchas gracias. Y no creas que soy nada especial, soy sólo lo que me ha hecho la vida.
Juan, un abrazo.
Se tiene una sensación muy extraña cuando uno no consigue comunicarse como quisiera. Para no arrugarme cuando tengo ganas de hablar, hablo y hablo como si los que me escuchan alucinaran con lo que digo, aunque yo en el fondo sé que no entienden nada. La verdad que la gente no tiene mucha paciencia, pero tampoco tienen la culpa, la tengo yo por hablar tan mal.
ResponderEliminarEl otro blog, al que te refieres, es del autor del primer comentario, que me hace un permanente homenaje con algunas de las entradas. A mi me hace mucha ilusión el trabajo que viene haciendo.
Teresa, un beso.
O vivir como un enfermo o vivir como una persona. La cuestión es minimizar los inconvenientes que llevan consigo los problemas de salud. A mi me gusta luchar con lo difícil, pero más que conseguir una realidad, es la ilusión de pensar que lo estas haciendo bien. Para relacionarse, quizás sea peor no poder hablar que pasear en silla de ruedas.
ResponderEliminarMos, gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarNo me quejo de mi dificultad de comunicarme hablando, pero admito que paso malos ratos cuando quiero decir algo interesante y me doy cuenta que no me escuchan o, si lo hacen, no me entienden. Y la culpa es sólo mía, pero no puedo hacer nada por remediarlo, sin embargo, no voy a amargarme la vida.
Pedro Luis López Pérez, un abrazo.
Creo que mi entorno si que es comprensivo conmigo, quizás toda la culpa sea mía, porque lo cierto es que yo soy muy exigente y me cuesta aceptar mis muchas limitaciones, y la capacidad de las personas tiene un límite.
ResponderEliminarLo de la mujer fue una anécdota. Para mis adentros me pregunté con humor: ¿En que estaría pensando la mujer?
ion-laos, un beso.
A mi me gusta ver siempre la parte divertida de las cosas, y si nos empeñamos podemos convertir lo trágico de la vida en una fiesta. Malas interpretaciones de mis palabras, como el caso de la mujer, me ocurren con mucha frecuencia. Puede que haya más personas sordas de lo que yo creía. En fin, con sentido de humor se lleva mejor la vida.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.
Bueno, quizás por esa deformación profesional que dices, la mujer tuviera la mosca tras la oreja, y dijo lo que ese momento tenía en la cabeza. Seguro que otro día dirá otra cosa. No son nada más que anécdota divertidas.
ResponderEliminarLa dificultad para hablar, para mí no es otra cosa que un síntoma más de mi enfermedad, y no es cuestión de permitir que me estropee la vida.
Loli Salvador, un abrazo.
Tiene gracia :-)
ResponderEliminarDiego, estamos en el mismo sitio. Además de la voz atáxica, la ataxia tambié me afecta a la audición. o sea... que voy siempre por libre :-)
Un abrazo.
Miguel-A.
Hola, me gustaría contactar con el mantenedor del blog, si es posible.
ResponderEliminarLe dejo mi correo para que nos comuniquemos. molinacascos19@gmail.com
Saludos y enhorabuena.
Antonio
No he podido pasar antes y la verdad que lamento estos malos entendidos. Con las palabras tampoco nos comunicamos bien, no creo. Tenemos la mala costumbre de de "interpretar" lo que dice el otro en vez de escucharle, Tampoco sabemos escuchar a pesar de tener dos orejas.
ResponderEliminarLo mejor tu sentido del humor. Gracias por compartir con esta naturalidad y sencillez tu día a día.
Bss
Y a pesar de todos los problemas que sufrimos, no somos de los que más nos quejamos. Yo el oído le tengo bien, y también la vista, pero con el movimiento de cabeza me bailan las letras cuando leo. Estoy lleno de cortocircuitos, así esta mi sistema nervioso. Más que un neurólogo, necesito un electricista.
ResponderEliminarMiguel A., un abrazo.
Para mí es una alegría recibir muchos comentarios. Por tus palabras y la visita, gracias.
ResponderEliminarEl Gurú, un saludo.
Es cierto, nos gusta interpretar más que escuchar, así a mi se me dan tantos casos divertidos, y lo que digo muchas se convierte en las historias que imagina quien me interpreta. Y como no siempre puedo defenderme, acabo por admitir lo que no dicho.
ResponderEliminarKaty, un beso.
Las personas con las que vale la pena hablar, esas te escuchan, seguro. Respecto a las otras...¡en el fondo es un alivio no tener que hablar con ellas! Además hay momentos de silencio que no se cambiarían por ninguna palabra: cuando estás con personas a las que quieres mucho y con las que hay una comunicación especial; puedes pasar tiempo y tiempo sin decir nada y estar tan bien.
ResponderEliminarLa anécdota de la señora; por parte de ella tiene un punto tragicómico. Esa señora no está bien consigo misma y cualquier cosa que le digan se la va a tomar por ese punto de su pasado. Tal vez, cuando le pregunten algo tipo la hora o una calle, también se sienta aludida y ofendida y conteste que ya no se dedica a eso.
Ah... lo de leer el pensamiento... ¡mejor que no!!!! Es un poco peligroso ;)
Besos