lunes, 3 de agosto de 2009
ATAXIA ESPINOCEREBELOSA.
Soy enfermo de una guerra, algún día lo contaré, cuando tenía 18 años mi sistema nervioso perdió su estabilidad y salto en pedazo y en cerca de dos años que permanecí ingresado en hospitales militares se buscaron muchos nombres para una enfermedad que, aún hoy, no se tiene claro como se llama, al final, le pusieron Parkinson, y de esa manera se llamó durante cerca de 30 años, y se le puso el tratamiento propio de esa enfermedad, hasta que un día en la Seguridad Social, después de reconocimientos y pruebas, un médico-neurólogo dijo que era Ataxia Espinocerebelosa, sin antecedentes familiares y de origen desconocido; me recetaban alguna cosas, que yo tomaba obedientemente, un día me enteré que mi enfermedad no tenía ni tratamiento ni cura, y dejé en ese momento de tomar medicinas. El neurólogo me ve cada dos o tres años, el hombre no sabe que decir, habla, pregunta, yo pienso que para justificar el tiempo de visita, me despido y salgo a la calle a seguir patrullando en mi descapotable. Tal vez en alguna visita tenga suerte y me encuentre con que se ha inventado algo para mí, no pido mucho, sólo algún calmante que me tranquilice en momentos puntuales, como asearme, comer, etc, y no hay nada, absolutamente nada. En la silla de ruedas llevo sobre 6 años, y la verdad, que aunque no soy plenamente feliz, mi descapotable y yo nos llevamos bien, somos como dos enamorados, siempre vamos juntos, no podemos pasar uno sin el otro. Últimamente, pienso muchas tonterías relacionadas con mi enfermedad, por ejemplo, que medicinas indicadas para el Parkinson, podrían haberme perjudicado, por ejemplo, un día me preguntó el médico si en la campaña bélica en la que había participado, se usaron armas químicas, contesté que no, sin embargo recuerdo que entre nuestro equipo iba una máscara antigás, eso y el origen desconocido de mi enfermedad me llevan a pensar tonterías muy raras. Tonterías.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La incertidumbre y la impotencia son horribles.
ResponderEliminarSaber qué enfermedad se tiene y poder luchar contra ella es un alivio, pero el no saber qu´r hacer..uffff...