miércoles, 5 de agosto de 2009

NADA MÁS QUE UNA SILLLA DE RUEXDAS.

La realidad, nuestra realidad, esta ahí, en la silla de ruedas, pero el problema, el gran problema esta en nuestro llanto encima de ella, y por desgracia, también el llanto es real, y solo hay una forma de combatirlo y no es otra que con el pensamiento y la voluntad, cambiando de aptitud. Debemos potencial nuestra moral y autoestima, estar siempre vigilantes para que no se nos cuele, por ninguna parte, ni el mínimo soplo de desaliento, aún a costa que, quienes nos tratan, nos vean como unos prepotentes. Huyamos de dar lástima o compasión, vayamos por el mundo orgullos en nuestra silla de ruedas, y veremos como, al fin, la gente te ayudaran por solidaridad, la solidaridad que un ser humano debe a otro ser humana. Queremos la igualdad, pensemos como iguales, nunca como diferentes, empecemos a cambiar nuestro modo de pensar y cambiará nuestro concepto de la vida y del mundo. Somos útiles si se nos da la oportunidad, luchemos por esa oportunidad. No podemos seguir esperando que nos lo den todo hecho, hagámoslo nosotros, y, si es necesario, seamos la mosca cojonera de la administración. No hay una persona minusválida que no sea útil, muy útil, para alguna actividad, todos conocemos algunas, yo recuerdo una chica ciega total que trabajaba en el cuarto oscuro de un laboratorio fotográfico, ¿podía un vidente rendir y hacerlo mejor que ella? Todo consiste en crear o buscar el trabajo adecuado para la persona adecuada. El trabajo es la mejor terapia para todos, que duda cabe, es una buena fuente de salud, los parados son los que más visitan al médico. En el caso de personas con minusvalía su problema llega a ser casi inexistente cuando tiene una vida laboral segura, aunque este en silla de ruedas.
Insisto, sin embargo, en que no debemos de bajar la guardia, y no darle cuartel al desánimo o desaliento, esta es nuestra guerra y nosotros debemos ganarla, y no importa que no nos beneficiemos directamente, en nuestra satisfacción esta el beneficio.
EL Estado, las Administraciones y la sociedad en general, se van concienciando de nuestro problema, y lo afrontan con leyes, planes, proyectos, todas medidas, para la integración y mejora de nuestras vidas.
-Pero, mis limitaciones son mías, mis penas son mías-, no obstante, se puede cambiar el pensamiento para que el dolor no sea tan grande, para que las penas sean más llevaderas, y quien sabe, puede que sonrías feliz en tu silla de ruedas.

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