Pobres en las puertas de una iglesia. La imagen viene de siglos, y durante todo ese tiempo venimos pensando que los más creyentes son los más generosos, y lo seguiremos creyendo mientras no queramos ver que la caridad no es justicia. No es justo que una persona tenga que implorarle a otra, migajas de lo que le sobra de una vida de abundancias, caprichos, lujos y derroches. Es humillante una mano extendida pidiendo una moneda. Es humillante la exhibición de vanidad que hace quien la entrega. Y es humillante la acumulación de riquezas en medio de tanta miseria ¿Qué le contarán a Dios cuando le rezan? Y el pobre pide:- ¡una limosna por el amor de Dios!- Y en su nombre se contesta:- ¡perdone usted, por Dios!- Él tiene bastante con impartir justicia en ese lugar más allá de las estrellas. Si hemos de hacer una selección de la pobreza, los pobres de solemnidad siempre han estado a la puerta de las iglesias.
Quizás sea porque son los que más se ven, han perdido toda esperanza y son más conformistas.
Mientras escribo pienso sólo en el hambre y las tragedias más cercanas, en aquellas que están más cerca de nuestros ojos, de aquellas que nos rozan y nos amenazan como un mal presagio. Esas que ni siquiera sabemos si forman parte de las estadísticas, y que reciben más ayuda de la caridad que de la justicia.
Mirando al suelo
Una limosna implora
A los creyentes.
Para mi es siempre un motivo de dilema moral. ¿Realmente mi limosna va a servirle de algo? ¿No se la gastara en vino?¿Y a mi que en que se lo gaste?
ResponderEliminarUn abrazo
Soberbia entrada!
ResponderEliminarPrefiero darle una limosna a una persona mayor que verdaderamente se vea que no se puede valer por sí misma, antes que a uno que va tocando el acordeón, que aquí en el metro y en tren es algo que se ve mucho, y son jóvenes, además. También estoy de acuerdo con las palabras de Juanjo.
Un besito Disan.
Disancor, no veo la foto, es posible que sea solo mi ordenador??? Bss...
ResponderEliminarCreo que has metido el dedo en la llaga amigo
ResponderEliminarMuchos besos
Es verdad, el dilema moral existe, pero no por eso van a pagar justos por pecadores. Yo soy más partidario de ayudar de cualquier otra forma.
ResponderEliminarJuanjo, un abrazo.
Lo cierto es que con la mendicidad hay mucha trampa, desde mafias hasta mendigos que viven a la grande, pero, por desgracia, también hay pobres muy pobres con muchas necesidades, y no siempre es fácil distinguirlos.
ResponderEliminarion-laos, un abrazo.
Bueno, en esta ocasión sólo hay una entrada sin foto. El tema es de estos tiempos de abundancias, la pena es que no es para todos. Así es la vida.
ResponderEliminarMariCari, un beso.
Cuesta pasar indiferente ante una persona que pide limosnas. Es la conciencia de las personas que lo tienen todo hoy, pero, ¿y mañana? Cualquier ayuda, nos la estamos prestando a nosotros mismos.
ResponderEliminarSusy, un beso.
Vale, pero entonces porqué la Consitutición española dice que todos los españoles tenemos derecho a un trabajo, a ganarnos la vida honradamente y que yo sepa... el que pide limosna no lo considera ni trabajo y mira al suelo... El vivir dignamente es un derecho no caridad.... Es mi opinión... bss
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