Un buen lugar y un
buen momento para reflexionar sobra el más allá, es bajo la bóveda de una
iglesia escuchando a un cura en una misa-funeral con el muerto a sus pies. Se
piensan muchas cosas, se dispara la fantasía y se sobrecoge el ánimo ante lo
inevitable.
El último contacto
que se tiene con la iglesia es cuando siendo niño se hace la primera comunión.
Y no es por la fe, es por los regalos y por la fiesta. Luego se es ateo hasta que se llega a viejo. Y es cuando
llegado a ese punto, muchas personas reflexionan, se acuerdan del infierno, les
entra miedo y dudan de si es verdad lo que dicen los curas ¿Y si de verdad hay
infierno? Mal asunto si fuese cierto lo
que predican, y si no lo es, poco se pierde paseando cerca de las iglesias.
Hasta sería bueno entrar para ir conociendo a los santos, sus nombres, sus
caras y la influencia que pueden tener en el cielo. Puede que estén vigilando
la ruta de quienes
emprenden viaje, y no
es cuestión que uno llegue a un destino equivocado, donde no tiene ni parientes
ni amigos.
En el funeral dijo el
cura que la muerte es un invento de los seres humanos. Y yo pensé: mira que
estamos tontos por inventar esa cosa tan negra, tan triste y tan fea. Y seguí esquivando la mirada de los santos, que me observaban
muy serios desde sus pedestales, temiendo que adivinaran mis pensamientos. La
verdad que en eso de cuando moría el cuerpo, el alma resucitaba para la vida
eterna, yo tengo serías dudas, aunque, en el fondo, prefiero seguir con ellas
por si estoy equivocado. Es mejor no ser temerario, pues no es bueno tener
prisa por averiguar esas cosas.
En estas cuestiones
todos podemos opinar. Aquí no hay torpes ni listos que puedan ver luz en el
misterio de después de la muerte.
Y mientras caminas
frente al féretro y los dolientes, piensas, algún día seré yo el protagonista.
Todos seremos protagonistas, tal vez en un no tan lejano día. Tendrías que haber presentado este texto en primera persona, pues al escribir por todos nosotros me encuentro con un pensamiento que no es el mio.
ResponderEliminarYo no me quedé con lo que una catequista vieja me eneseñó en la catequesis, quise saber más y con mi fe por bandera investigué, estudié. Fijate que te digo, con mi fe, sino hay fe, nada es entendible. Un beso.
mariarosa
.
Tampoco yo tengo prisa por averiguar qué hay detrás de la vida terrena.
ResponderEliminarsaludos
Creo que mantener las dudas y también confirmar las certezas es Humano.
ResponderEliminarTodo puede caber en este entorno, por el cual pasaremos algún día todos.
En cualquier caso, para haber muerto hay que haber vivido...y eso es lo que, realmente, debería valer.
Un abrazo.
El misterio sigue ahí, Diego. Es cuestión de fe y poco más.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAmigo Diego:
ResponderEliminarPorque me persigue de por vida mi afán militar, te dejo este recuerdo.
“Cuando la pena nos alcanza
por un hermano perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.”
La muerte no es el final es una canción cristiana compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi, (1936-1991) tras haber perdido a Juan Pedro, un joven de 17 años que era organista en su parroquia.
Posteriormente, las Fuerzas Armadas de España adoptaron esta música como himno que se entona en homenaje a los que han muerto realizando actividades militares en toda la Historia dentro del Ceremonial en Homenaje a los Caídos por España.
Es cierto, Diego, la muerte no se ve siempre de la misma forma. En mi juventud me aterraba...y en los entierros mi sitio era detrás de la puerta enrrejada del cementerio. Ahora, cuando salgo en mi silla de ruedas, a diario me detengo unos minutos ante esa puerta enrejada del camposanto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
Siempre digo que somos energía y ésta ni se crea ni se destruye, se transforma. Y no creo en el infierno, es un invento de los curas para meter miedo.
ResponderEliminarBesos Disan.
Mal rollo el de la muerte, yo que soy mas que atea (y no creo que lo mio se arregle) prefiero vivir lo mejor que pueda viva que lo de la resurrección que predican los curan no me la creo y lo del infierno tampoco, que ya bastante tenemos por aquí como para creer que una vez muertos las vamos a pasar peor... (Definitivamente lo mio con la iglesia no se arregla).
ResponderEliminarBesitos.
Es bueno tener fe, ser persona con fe. Por desgracia, la fe se tiene o no se tiene, pero lo que si es seguro que no depende de nuestra voluntad. Yo dudo de todo, sin embargo, no descarto ninguna posibilidad. Y todo con el mayor de los respetos.
ResponderEliminarMaria Rosa Giovanazzi, un beso.
ResponderEliminarPor mal que lo estemos pasando en esta vida, hay que luchar hasta agotar el último instante que nos ha tocado. Lo seguro es sólo lo que hemos vivido. Después...
Antorelo, un abrazo.
Así es, lo importante es vivir consciente que la vida es tiempo, y el tiempo corre hacía adelante.
ResponderEliminarNo hay segundas oportunidades, aunque haya oportunidades parecidas. Y del final, como dicen los viejos: que sea una hora corta.
Pedro Luis López Pérez, un abrazo.
Con fe y sin fe, la muerte siempre será el gran misterio. Sin embargo, con fe puede que el final de la vida se lleve con más resignación, y la esperanza de vida después de la muerte,
ResponderEliminarMos, un abrazo.
ResponderEliminarEl ejército tiene buena música, himnos y canciones con letra que hacen vibrar de emoción. Como es natural, en torno al patriotismo, la muerte y marchas militares. Y todo interpretado por excelentes bandas de música. Yo todavía recuerdo algún himno, pero ninguno completo.
Español antes que nada, un abrazo.
ResponderEliminarCuando se llega a viejo es inevitable pensar de vez en cuando en el final de la vida, y quizás será por esto que se ven personas mayores que se hacen asiduos de los iglesias ¿^Fe o miedo al misterio?
Los cementerios imponen respeto y activa pensamientos raros.
Miguel A., un abrazo.
Cuando me hablan de premio o castigo después de la muerte, siempre digo que quiero ir al infierno porque allí están esperándome mis parientes y amigos. Pero lo digo con mucho respeto a las personas que piensan lo contrario.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
ResponderEliminarLa verdad que la vida es bastante complicada como para andar temiendo castigo después de muerto. Y en cuanto a premio, lo más acertado es procurar ser felices mientras estamos vivos.
campoazul, un beso.
Bueno yo lo dejo ahí. Cada uno tiene su forma de experimentar, de sentir y vivencias personales. Lo importante es de todo esto es la conclusión: "Aquí no se queda nadie, a pesar de los intentos "
ResponderEliminarBss
la naturaleza es sabia y justa Para ella es lo mismo apellidos, poder y dinero, buenos o malos, porque, hagamos lo que hagamos, a todos nos tiene reservado el mismo destino.
ResponderEliminarKaty, un beso.