Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho, quizá porque conservo muy buenos recuerdos de los veranos de mi infancia por tierras cercanas a la tuya. Saludos
Eso era fruta y no lo que hay ahora, que no sabe a nada. Lo que me gustaba ir con mi abuela a la plaza de Antón Martín, que todavía está, y espero que dure, qué tiempos...
Buen finde Disan, por aqui está de lluvia que no veas. Mil besos o más.
Pues, seas bienvenida a CACHOS DE VIDA, y me alegro que las fotos del blog te traigan tan bonitos recuerdos de tú infancia en tierras extremeñas. Ambar, un saludo cordial.
A mí también me gustaba pasear por aquellos viejos mercados, observando el ir y venir de las amas de casa y el trajín de los vendedores con la mercancía y el tira y afloja con los clientes. Algunos sobreviven, pero ya son otra cosa. Han perdido mucho del sabor popular que tenían antes. ion-laos, un beso.
La foto representa uno de esos momentos de tranquilidad y descanso para los vendedores de la Plaza de Abastos. Bien ordenados los productos del campo, listos para ser pesados, vendidos y cobrados. ODRY, un beso.
Seguro que los mercados son iguales en todas partes. Imagino que en tú país son muy parecidos a los españoles, no en balde tenemos el mismo idioma y muchas costumbres. María Rosa Giovanazzi, un beso.
Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho, quizá porque conservo muy buenos recuerdos de los veranos de mi infancia por tierras cercanas a la tuya.
ResponderEliminarSaludos
Eso era fruta y no lo que hay ahora, que no sabe a nada. Lo que me gustaba ir con mi abuela a la plaza de Antón Martín, que todavía está, y espero que dure, qué tiempos...
ResponderEliminarBuen finde Disan, por aqui está de lluvia que no veas. Mil besos o más.
Como siempre sorprendentemente sencilla, pero llena de historia.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Besos
Muy buen fin de semana.
ResponderEliminarmariarosa
Pues, seas bienvenida a CACHOS DE VIDA, y me alegro que las fotos del blog te traigan tan bonitos recuerdos de tú infancia en tierras extremeñas.
ResponderEliminarAmbar, un saludo cordial.
A mí también me gustaba pasear por aquellos viejos mercados, observando el ir y venir de las amas de casa y el trajín de los vendedores con la mercancía y el tira y afloja con los clientes. Algunos sobreviven, pero ya son otra cosa. Han perdido mucho del sabor popular que tenían antes.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
La foto representa uno de esos momentos de tranquilidad y descanso para los vendedores de la Plaza de Abastos. Bien ordenados los productos del campo, listos para ser pesados, vendidos y cobrados.
ResponderEliminarODRY, un beso.
Seguro que los mercados son iguales en todas partes. Imagino que en tú país son muy parecidos a los españoles, no en balde tenemos el mismo idioma y muchas costumbres.
ResponderEliminarMaría Rosa Giovanazzi, un beso.
Diego, estoy poniéndome al día. Durante esta semana no he podido abrir el blog. Magnífica la foto de los aguadores.
ResponderEliminarUn abrazo