Hace cuarenta años el
objetivo de mi cámara captó la vieja esencia y la natural belleza del pueblo de
Magacela. En la calle no hay nada que desentone, todo se corresponde en una
armonía perfecta. Hasta la presencia humana tiene su sitio dándole vida a la
escena. Se imagina el movimiento y la frescura de la imagen como si no hubiera
pasado el tiempo.
Una imagen con tiempo, hasta la mujer vestida de negro es una presencia de pueblo antiguo.
ResponderEliminarmariarosa
Es preciosa la foto, enhorabuena, me ha gustado mucho. Besos.
ResponderEliminarQué foto tan bonita! Desprende vida, tranquilidad, paz. El día a día de las personas sencillas.
ResponderEliminarBesos Disan.
Hola Disancor, preciosa la imagen para pintar un cuadro con esas sombras y esa luz.
ResponderEliminarMe a recordado a las abuelas de antes que iban de negro y con esas faldas y esas faltriqueras. Y el burrito cargado con el dueño. Es como si la vida continuara y no le dan más importancia al burro porque era lo habitual. Buenísima la foto.
Saludos y un abrazo muy fuerteeeeeeee
Diego, cada día me sorprendes con tus fotos. Esta, como otras tuyas, es de primer premio.
ResponderEliminarUn abrazo
El pueblo es bonito y tranquilo para visitantes, pintores y fotógrafos, pero para vivir, quizás fuese algo incómodo. Sin embargo, estos pueblos tienen algo que atrapan y cautivan.
ResponderEliminarMaría Rosa Giovanazzi, un beso.
ResponderEliminarA mi también me gustó lo foto. La calle con sus cosas viejas, y la presencia de personas jóvenes y mayores entre piedras, casas casi inaccesibles y el blanco de las paredes encaladas y limpias.
Amapola Azzul, un beso.
ResponderEliminarAunque las calles no hayan cambiado mucho en estos cuarenta años, la vida de los vecinos del pueblo ahora será muy distinta, y sin embargo, seguro que siguen disfrutando de muy parecida tranquilidad.
ion-laos, un beso.
Lástima que la mayoría de los pueblos pequeños acabarán siendo abandonados, y llegará un día que sólo quedará el recuerdo en el papel de una foto o el lienzo de una pintura. De verdad que vale la pena recordar como eran sus calles y como vivía su gente.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.
Bueno, el primer premio, en todo caso, sería para Magacela, yo solo tuve la suerte de pasar por allí un día y fotografiar una obra de arte que ya estaba hecha.
ResponderEliminarAntorelo, un abrazo.