Luchadores callejeros
de mercancía a peso, de industrias tan pequeñas que caben en una cesta. Han pasado los años del comercio
puerta a puerta, del tira y afloja de vendedor y cliente. De vigilar el peso de
la romana y rebajar la peseta. Para acabar envolviendo la mercancía vendida en
un papel de estraza o de periódico. Y sin embargo, ¡era todo tan sencillo y tan
amistoso!
Vaya esta foto de
aquella época como un homenaje a los valientes vendedores ambulantes de
supervivencia.
Gracias Disancor, he vuelto a ser niña recordando cuando llegaba a mi pueblo un vendedor ambulante con su maleta de madera vendiendo pendientes, pulseras, botones... ¡Me encantaba! Un saludo.
ResponderEliminarBueno, todavía existen. Un beso
ResponderEliminarHola Disancor, muy buena la foto.
ResponderEliminarAhora está prohibida la venta ambulante. A mí parecer los productos que llevan son más naturales y mejores que los que nos ofrecen en los grandes almacenes todo tan séptico pero con un montón de conservantes y colorantes.
Esos quesos que lleva el vendedor son exquisitos. Yo aun compro quesos que me hacen de la leche de cabra de unos amigos de mi padre, si no, no podría comer queso porque la gran mayoría de los quesos industriales llevan huevo.
Encargo los quesos a un pastor y me los hace sin sal, sólo leche y cuajo.
Pasa lo mismo con los jamones que les ponen azúcar. Sin embargo en las carnicerías de los pueblos en donde ellos curan sus jamones llevan lo mínimo de conservantes y salen unos Jamones ricos ricos.Además ganamos todos porque no hay intermediarios, sólo el vendedor del pueblo y quien lo compra.
Saludos y un abrazo grandeeeeeeeeeeeee
Sí que han cambiado los tiempos y las costumbres, Diego.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Y la comida estaba más rica. Ahora nada tiene sabor.
ResponderEliminarBesos Disan.
Lo cierto es que aquellos vendedores ambulantes alegraban las calles pregonando su mercancía. Y en los pueblos pequeños tenían buena acogida porque siempre traían novedades necesarias
ResponderEliminarMara, un saludo.
Sí, todavía quedan algunos vendedores ambulantes, pero los de la manta y los que se concentran en mercadillos. En estos tiempos, hasta hay una ciudad donde se persigue a los músicos callejeros.
ResponderEliminarAmapola Azul, un beso.
Antes habías legiones de personas vendiendo por la calle y de puerta a puerta: el lechero, el panadero, el carbonero, el pescadero, el ditero, el afilador...,en fin, sería interminable la lista de cosas que se podrían comprar sin ir a la tienda. Hoy es una actividad prohibida, y sobre todo si esta relacionada con la alimentación.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.
ResponderEliminarCierto que los productos eran más naturales, y muchos de ellos, casi siempre más frescos: la leche, de la vaca al cliente; el pan oliendo a pan y la verdura a rocío.
Mos, un abrazo.
En estos tiempos de conservantes y frigoríficos, tenemos casi olvidados el sabor de los alimentos naturales. Más bonitos a la vista, pero menos agradables al paladar. Antes el queso se hacía de la leche, ahora se hace de cualquier cosa
ResponderEliminarion-laos, un abrazo.
Esta bonita foto es en Villanueva, en la calle de los baldosines
ResponderEliminarEl tema de la foto es el vendedor de queso, y no pensé en que sitio esta hecha, pero, llevas razón, esta hecha en la calle Los Baldosines de Villanueva de la Serena, hace cerca de cuarenta años. El tiempo pasa volando.
ResponderEliminarMiguel Ángel Gallego, un saludo.