Cuarenta y dos años
han pasado desde que el objetivo de mi cámara captó esta escena, pincelada de
vida de algunos pueblos extremeños. Del trabajo de la gente, de sus calles y
sus medios de carga y transporte. Historia muy diferente a esta, moderna, de
comodidad y progreso. Pero también de agitación, ruidos y prisas.
Esta foto emana sosiego, tranquilidad, algo que para disfrutarlo hoy día, nos tenemos que ir a lugares recónditos. Saludos.
ResponderEliminarSeguro que a muchos jóvenes les costará creer que en el pasado los pueblos fuesen, y la gente viviera, como muestra la foto, que pese al atraso que se ve, no se puede negar la tranquilidad que se respira.
ResponderEliminarPedro, un saludo.
A nosotros nos encantaba que mi abuelo Juan nos subiera en las aguaderas cuando éramos unos micos...
ResponderEliminarIRM
ResponderEliminarLa verdad que a los niños siempre les ha encantado el trato con aquellos burros tan dóciles y tranquilos. Hoy, sin embargo, son animales casi desconocidos. Creo que el perro y el burro pueden competir por ser los mejores amigos del hombre.
Anónimo-IRM-.un saludo.
Hola Disancor, muy buena la foto. Me encanta esta foto porque se ve lo rural del lugar. Muy buena la toma.
ResponderEliminarSaludos y abrazos fuertesssssssssssssssss
Que maravillosa foto, Diego!!!, desprende la esencia del extremeño antiguo, con sus fatigas y batallas diarias con la necesidad y la carencia, pero evoca tambien la tranquilidad y sosiego del que vive feliz su tiempo con lo poco que le tocó en suerte..
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