En
la calle Bodega de Don Benito. Años 70.
Para
los niños de entonces era todo un acontecimiento posar para una cámara
fotográfica. Pero, como si previeran lo
que había de suceder muchos años después, quisieron ser protagonistas del recuerdo
de aquel momento.
Es curioso que de niños, ante una cámara fotográfica, posábamos con la ilusión de ser fotografiados y luego no pensábamos en tener la foto. Saludos.
ResponderEliminarEfectivamente, nos encantaba ser fotografiados, aunque nunca viésemos la foto.
ResponderEliminarUn abrazo.
El romper la aburrida rutina siempre es divertido y más para los niños que lo viven todo con intensidad.
ResponderEliminarBesos muchos Disan.
ResponderEliminarLos niños de entonces sentían más curiosidad por las cosas que los de hoy, y sobre todo, si les parecía que la cosa envolvía algún misterio, y, la verdad, una foto era algo mágico.
Pedro, un saludo.
Durante mi actividad de fotógrafo trabajé con muchos niños y siempre encontré motivos para sorprenderme, quizás por eso, los tuve entre mis mejores modelos, con los que mejor podía lucirme.
ResponderEliminarAntorelo, un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta, especialmente, la foto de la entrada por la cara de sorpresa de los niños. Estoy seguro que se alegraran mucho cuando se vean después de tantos años. Bueno, seguro que no recuerdan el momento, o tienen algo que añadir al recuerdo.
ion-laos, un abrazo.
Hola Disancor, muy buena la toma. Los niños son los más naturales a la hora de ser retratados.
ResponderEliminarSaludos y abrazos fuertesssssssssssss
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ResponderEliminarLos niños están apoyados sobre la pared de la casa donde yo vivía. Creo que la de más arriba era de un señor muy afable llamado Juan y, creo que la siguiente era de un médico apellidado Sasieta.
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