Calle
Hernán Cortés de Don Benito una tarde de verano de un día de los años 70.
Tranquila
escena de verano en algunas calles de los barrios de los pueblos. “·Tomar el
fresco en la puerta”, lo llamaban.
Sentados en sillas o en el suelo, en una distendida charla los vecinos comentan el día a día, comparten
historias y recuerdos.
Una costumbre muy sana. Aunque pasar por delante de un grupito de éstos suponía, una vez que te habías alejado, exponerse a ser objeto de chismorreos: "¿Te has fijado con quién va?" "¿Te das cuenta de lo que lleva puesto?" "Vaya a las horas que se recoge" y así. Bueno, hasta en eso se podía encontrar el encanto que tienen todas las costumbres que desaparecen.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial, D. Diego.
Hoy, ese chismorreo sea trasladado a algunos programas de televisión con mucha audiencia.
ResponderEliminarSe vivía mas en la calle y las puertas de las casas estaban abiertas todo el día, creo que había una convivencia mas humana.
Saludos.
Habrá días de tanto calor, que se estará mas fresquito dentro de casa que en la calle. Fotografía que rezuma paz y tranquilidad. Saludos.
ResponderEliminarTambién en Buenos Aires sucedía, ahora se ha perdido la costumbre. Sólo en algunos pueblos del interior se sigue "tomando fresco" sin problemas.
ResponderEliminarmariarosa
Bueno, en esas tertulias se hablaba de todo, y no podía faltar el comentario o la crítica a quien acertara a pasar por allí. Formaba parte de las costumbres de los pueblos.
ResponderEliminarEl villano en su rincón, un abrazo.
Es verdad, los chismorreos ahora se han trasladado a esos programas de televisión llamados "del corazón", con mucha audiencia y muy malos modos.
ResponderEliminarAnónimo, un saludo.
Quizás a la desaparición de esa costumbre de tomar el fresco sentados en la calle, a la puerta de casa, haya contribuido que tenemos aire acondicionado, además de comunicarnos menos.
ResponderEliminarPedro, un saludo.
Parece que hay necesidades, costumbres y sentimientos en los seres humanos que son universales, además los argentinos y los españoles tenemos muchas cosas en común.
ResponderEliminarMaría Rosa, un abrazo.