Cuando salí de casa esta mañana hacía mucho frío. Vi un grupo de niños que corrían al colegio. Sería el frío y los niños, que de pronto me acordé de una escena habitual por las mañanas de invierno en las puertas de muchos establecimientos, una señora encendiendo o soplando un brasero de picón. En aquellos años era la calefacción de las casas, de las oficinas, de los bancos, de los bares, de los colegios y escuelas nacionales… Era la calefacción única, bueno, también estaban las chimeneas de casas grandes y gente más pudientes. En las escuelas, el brasero lo tenía el maestro, que alguna vez permitía que los niños se calentasen. En los bares estaban debajo de las mesas, donde los clientes más habituales pasaban interminables horas delante de una taza de café vacía. En los bancos y oficinas, el empleado invitaba, de cuando en cuando, a algún amigo de confianza a sentarse en la mesa a calentarse un poco, y hasta metían la cabeza debajo de las faldas para darle vuelta al brasero con la badila. Las señoras de la limpieza se encargaban que el brasero estuviese listo antes de abrir el establecimiento al público. Esta estufa especial tenía, además de dar calor, otras muchas aplicaciones. Se podía secar ropa, calentar líquidos, tostar castañas, encender el cigarro y hasta matar por una mala combustión si la gente se quedaba dormida.
Por la calle pregonaba el piconero su mercancía. La cara tiznada, y con las manos negras, se paraba, liaba un cigarro y seguía con su cantinela. El burro que tiraba del carro cargado de sacos, miraba a la señora compradora un instante, para acabar mirando la atmósfera.
Estos son los recuerdos que surgieron de mi memoria esta fría mañana de invierno. En el pasado hacía el mismo frío que ahora, pero entonces no había tantos medios para combatirlo, y hoy, que si los hay, ¿por qué nos quejamos tanto?
¡Como me ha gustado Disancor!
ResponderEliminarEn la España de los 80 y 90 todavía existían, mis abuelos lo utilizaban en el pueblo. Recuero los fríos inviernos, que con el brasero bajo la mesa, y arropado, te ponía al rojo las manos y los piés, mientras que la espalda estaba echa un témpano. Claro, que era un señorito de la ciudad, porque a ellos no les parecía que hiciera frío.
¡Feliz fin de semana!
Miguel
(http://anapedraza.blogspot.com/)
Yo querido amigo me acuerdo mucho del brasero, fueron tiempos muy difíciles, sobre todo para las familias pobres ó como decía mi padre "cortos de vienes". Recuerdo las colas en la carbonería para comprar el carbón.
ResponderEliminarNosotros en invierno alrededor del brasero con nuestra mesa camilla, lo pasábamos muy bien jugando con mi padre a las cartas, que buenos momentos a pesar de vivir humildemente.
Besos
Yo tambien he llegado a conocer esos braseros con su mesa camilla.Aunque luego dijeran que eran peligrosos a mi siempre me recuerdan a la infancia
ResponderEliminarUn abrazo
Hummmm, qué entrada más cálida! Me he visto ahí con las mangas y la falda remangá como la piconera del cuadro. Recuerdo muy vagamente esos braseros que hacían que las familias se pusieran alrededor y compartieran buenos o malos momentos.
ResponderEliminarSon escenas que al recordarlas producen mucho amor, nostalgia y melancolia...
Disan, yo me quejo de las facturas! jajajaja, que tengo Gas Natural y no veas los sablazos que me pegan!
Un besito con mucho calor, para que no pases frío este finde, que viene pegando fino!
Tambien yo me acuerdo de los Braseros Disancor, por mis años, aún los conocí en la casa del pueblo, cuando viviamos allí, como bien dices debajo de las faldas de la mesa,...y habia quien se mareaba con el brasero, bueno se decia que se atufaba no sé exactamente porqué...; hace pocos años relativamente aún encendia mi madre el brasero cuando iban al pueblo mi padre y ella y se quedaban a pasar la noche pero un día casi se intoxica mi madre por falta de ventilacion ¡si no es porque está allí mi padre para pedir ayuda creo que ni lo hubiera contado! y desde entonces no lo han vuelto a usar es más no han vuelto a quedarse allí por la noche desde entonces sobre todo cuando llegan los frios, bueno mi padre sí se queda a veces pero no creo que encienda el brasero.
ResponderEliminarAhora nos quejamos por otras cosas Disancor, porque no funciona la calefacción del gasoil, por las facturas de la luz cuando se enciende el radiador ...ó en mi caso porque cada dos por tres se bloquea la caldera sin saberse porque y hay que estar con el dedo presionando en un boton de la caldera hasta que se quiere desbloquear y terminas desriñonada de estar en una postura más bien incomoda. Entre medias del Brasero y la Calefacción existio la cocina de carbón y la estufa del gas butano...
Buen Tema Disancor, yo estoy helada y aun no he encendido la calefaccion...
Abrazos
Que bonito recuerdo con su parte agridulce. No sé porqué me ha venido a la mente una noche en el altiplano con mi poncho de llama, a mi derecha un joven desabrigado en silla de ruedas y bajo mi poncho, pegado a mis piernas, su hermano pequeño. Yo trataba de cubrirlos a los dos y así lo hice en aquella noche en vela pero si yo tenía frío, me preguntaba ¿cuánto tenían ellos?, esperamos a que amaneciera y el sol asomó con tanta fuerza que el poncho ya no hizo falta.
ResponderEliminarBuenas noches, calor en el corazón y felices sueños amigo disancor.
Bellos recuerdo que pasan por nuestras mentes.
ResponderEliminarRecuerdo aquellos braseros de mis abuelos y la cantidad de calor que daban aunque eran peligrosos.
Por qué noe quejamos tanto? Pienso que nadie está contento con lo que tiene, cada vez queremos más.
Un saludo
Cómo te echaba de menos amigo!!!!
ResponderEliminarYa se solucionó la avería de mi PC, así q aquí estoy..
Me encantó leerte de nuevo.. Me encantó sentarme junto al brasero, charlar, tomar un taza de cacao caliente..
Sabes? Cerré los ojos y sentí calor, ese calor "humano"q transmites: Un calor tan necesario!!
Abzs del Alma Disancor!
Cuanto más tenemos, más queremos! y por lo tanto más nos quejamos...
ResponderEliminarYo conocí el brasero en casa de mi abuela y me gustaba mucho porque todos nos sentabamos alrededor de una mesa a charlar y así pasaban las horas. Aún recuerdo ese calor tan intenso...
Un abrazo
UT
Supongo que no sería objetiva comentando porque donde yo vivo frente al mar todo el años hace calor!
ResponderEliminarUn Besito Marino
Un fin de semana más que me veo obligado a salir de mi localidad, y uno más que me veo privado del placer de contestar de forma personalizada a vuestros comentarios. Os ruego me perdonéis por ello.
ResponderEliminarEl lunes estaré de nuevo con vosotros.
Os deseo un feliz fin de semana, y os envío en abrazo.
Llegué a usar uno de esos, no aquí, cuando visitaba a los abuelos que vivían en la península, y me encantaba. Para mí era algo novedoso, hoy aquí sentí ese calor, cuando el abuelo me agarraba de la mano, casi deseando no volver a soltarla.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Qué bonito lo cuentas Disancor. Yo no he conocido eso de que en las escuelas había braseros. Sí lo conozco porque mi suegra aun tiene brasero con picón. Tiene en toda la casa calefacción de luz y la pone, pero dice que como el brasero no calienta nada.
ResponderEliminarPero es trabajoso cuando cada mañana tiene que salir hacer el brasero. Es una gran experta de hacer brasero por la mañana y mantenerlo hasta la noche. Prender un brasero tiene su historia, no es nada facil mantenerlo todo el día con las ascuas encendas. Mi suegra tiene 84 años y aun cada día de invierno hace su brasero de picón.
Me ha gustado leerte como siempre.
Saludos y un abrazo
Recuerdo el calor del brasero, pero sobre todo era que todos estábamos juntos, jugando a la perejila o mirando la tele, la 1 y la 2. No había más donde elegir. Esperando para ver el un, dos, tres...Ahora parece que tenemos demasiado. Y poco a poco desaparecen los juegos de mesa y de cartas, y solo miramos al movil.
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