LIBROS DE AUTOAYUDA

La verdad, no parece que estemos conformes con nosotros mismos, ni con la suerte que nos ha tocado. Queremos cambiarnos por otro que nos haga sentirnos más a gusto cuando nos miramos al espejo y cuando nos mira la gente. Para que no se diga, empezamos por lo más sencillo, comprando libros de esos de autoayudas, Y así, con poco gasto empezamos el tratamiento llevándonos el manual a casa. Llenos de impaciencia empezamos a hojearlo, más impacientes todavía volvemos a hojearlo, para, al fin, dejarlo en un mueble o encima de la mesita de noche. No volvemos a abrirlo, lo dejamos tranquilo esperando que él solito haga el milagro. Y es tal el optimismo, que les cuentan a los amigos que con ese método van perdiendo peso, que están más relajados, no tienen tan mala leche, son más felices y hasta están a punto de dejar el tabaco. Quizás con el deseo y comprando otro libro, lo consigan.
Quienes, seguro que están más guapos, son los que escriben esos recetarios de autoengaños, y digo autoengaño porque los consumidores de consejos escritos creen que la voluntad sólo vale para no cansarse. A juzga por la cantidad de literatura de remedios que se ve en los escaparates de las librerías, o andan probando a ver si aciertan con alguno que valga para algo, o haya muchos ilusos que creen que les bajará la barriga, dejaran de fumar o serán más felices leyendo un libro que en su portada ponga: COMO DEJAR… O HACER…esto o aquello. Y ya esta hecho todo. A sonreírle al cambio de imagen y de sueños.

También hay libros para verle el plumero al futuro, para charla con los muertos, para dormir y despertar, para hacer y tener los hijos…, y un largo, larguísimo etcétera. Y no es de extrañar que haya por ahí algún manual que prometa cambiar futuro y destino a un ser humano.

Seamos como seamos, tengamos lo que tengamos, seguro que nunca estaremos contentos.