Me gusta mucho leer,
y aunque unos temas me gustan más otros, siempre he leído cualquier cosa y
cualquier papel que tuviera letras. Durante toda mi vida no he hecho otra cosa
que comprar libros, y llenar todos los rincones de las viviendas que hemos habitado.
Nunca he comprado libros caros ni ediciones de lujo, porque los he querido para
leerlos, prestarlos o regalarlos, y no para que adornen ningún mueble, ni para
que los vean los amigos. Los libros, como las personas, no importa la vista
exterior, lo que importa es el contenido. Y los hay muy feos por fuera y
maravillosos y apasionantes por dentro.
Leo en casa, en las
colas mientras espero turno, en lugares conocidos de las calles, de las plazas
o de los parques- Pero soy incapaz de leer mientras viajo, en lugares que
visito por primera vez y, mucho menos en una playa. Me parece una lamentable pérdida de tiempo
desaprovechar la oportunidad de admirar cosas nuevas. De sorprenderme con lo
que veo, de sentir la proximidad de la novedad y la belleza de todo lo que no
conocía. Reflexiono y pienso que el libro que tengo lo puedo leer en cualquier
otro momento, porque la historia que cuenta estará siempre esperándome entre
sus páginas y ni siquiera habrá envejecido. ¿Pero volveré a disfrutar del paisaje
que veo desde la ventanilla del coche, del autobús o desde el tren? Tal vez
otro día visite la misma ciudad,¿pero será la misma? Todo tiene su momento y su
sitio. Si viajo me gusta disfrutar con las imágenes que captan mis ojos, y
montar historias con mi propia imaginación, y darle un descanso a la del autor del libro. Darle un respiro a la
fantasía y enfrentarme a la realidad de la vida. Porque no es necesario
refugiarse en un libro para disfrutar de cosas bonitas. Sentirlas y palparlas
en la verdad de los sentidos.
Y pese a todo lo
dicho, admito que es hermosa la imagen de la naturaleza, la rosa, la mujer y el
libro. Alimento para la imaginación y la fantasía. Pero, a mí me gusta tanto la belleza de la vida como la de los libros. Una es la que percibo, la otra, la que el escritor crea y cuenta.
Aunque soy un
enamorado de lo que escriben e inventan otros, también soy apasionado lector de
la vida.
Y a mí me gusta leerte a tí, que eres lo más bonito y lo más lindo que he conocido en mucho tiempo.
ResponderEliminarMe gusta leer desde pequeña, aunque ando escasa de tiempo, pero si viajo y estoy en un lugar nuevo, me pasa como a tí, que lo disfruto, y el libro lo aparco un rato.
Mil besos Disan.
Un abrazo, Diego.
ResponderEliminarMiguel-A
A mí también me encanta leer Dis. Yo era de esas niñas que se escondían debajo del edredón con una linterna y un libro para poder leer durante la noche porque mis padres insistían en que debía apagar la luz y descansar. Después, desde que me casé, más de una vez ha sonado el despertador para ir a trabajar y yo seguía leyendo, sin darme cuenta había pasado toda la noche!!! imagina como me hipnotizan los libros :)
ResponderEliminarMe voy de vacaciones, te dejo un saco de besos hasta mi vuelta.
En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.
ResponderEliminarCamilo José Cela
Hola Disancor, muy bonito como cuentas tus vivencias con los libros.
EliminarEs bello leer y imaginar los lugares que describe el autor.
Me ha encantado como lo cuentas, y la frase ...también soy apasionado lector de la vida. Muy buena esta frase.
Saludos y un fuerte abrazo, que tengas lindo fin de semana
Muchas gracias por los piropos, aunque no lo parezca también los hombres somos vanidosos y nos gusta que nos digan cosas bonitas, sobre todo si quien las dices es una mujer.
ResponderEliminarion-laos, un abrazo.
Al que correspondo con los mejores deseos de ánimos para mantenernos durante mucho tiempo en la tarea que nos hemos impuesto,
ResponderEliminarMiguel A., un abrazo.
Bueno, pero en la playa no leas, porque esos son sitios donde se ven cosas más bonitas que en los libros, además de arena, mar y cielo. Y toda la belleza al alcance de nuestra mirada. No vale la pena despreciarla.
ResponderEliminarTe deseo las más felices de las vacaciones. Y deseando nos cuentes a tú regreso.
silver, besos con el calor de verano
A ni siempre me ha gustado tanto leer como escribir. Antes lo hacía mejor, porque podía repasar y corregir, pero ahora voy a lo que sale a la primera, y con la única preocupación que se me entienda.
ResponderEliminarTodos los que escribimos soñamos con ser un día un José Camilo Cela.
Anúimo, un abrazo.
Perdón no me salía antes esto para escribirte el comentario.
ResponderEliminarOtro fuerte abrazo