sábado, 26 de septiembre de 2009

TABERNAS


Si había sitios acogedores aquellos años de miseria, eran las tabernas de barrios, sobre todo, de barrios obreros, porque en ellas se daba todo lo que era el pueblo. La esencia, el tipismo, las costumbres, en una palabra, el alma del lugar estaba en las tabernas, en ellas se podía degustar la cocina más variada, más sorprendente, exquisita o rara, que pudieras imaginar, allí estaba todo lo típico, todo lo que había pasado de generación en generación sin sufrir cambios apreciables. Aperitivos, tapas, raciones, y todo producto de la zona, y con lo se ganaban la vida mucha gente. Ranas, peces, pajarillos, caracoles, pestorejo, berenjenas…, y todo ello cocinado en el establecimiento y en muchos casos, al instante. Para conocer un lugar era obligatorio pasar por las tabernas. Las tabernas eran diferentes de un lugar a otro, pero ya convertidas en bares perdieron las diferencias, perdieron todo interés, ahora se come y se bebe lo mismo en cualquier parte. Aquellas tabernas, con los carteles de “ESPECIALIDAD DE LA CASA” ,”SE PPROHIBE EL CANTE, AUN HACIÉNDOLO BIEN”, “HAY TABACO”, y tantos otros letreros, y un cameros con un delantal blanco atado a la cintura, y una tiza en la oreja, con la que hacía rayas sobre el mostrador, y los clientes de siempre, de toda la vida, bebiendo vasos de vino en el mostrador, solos o en grupos, o diseminados por el local, sentados a las mesas, jugando a las cartas, otros delante de una botella de vino y un vaso, bebiendo acompañado o solo consigo mismo, y el humo del tabaco y el tono de las conversaciones llenándolo todo. Clientes nuevos que entran, clientes viejos que se apartan para dejar sitio en el mostrador, se sienten un poco dueños, y cuidan a los nuevos parroquianos con la misma cortesía que, de verdad, si fuesen los propietarios. Y en un rincón, un parroquiano contempla la botella vacía y el vaso medio lleno, le gustaría tomar otra botella, pero esta en paro, mañana irá a espárragos… Se levanta, se toma de un trago el vino que le quedaba, y sin soltar el vaso, toma la botella y se dirige al mostrador, donde deja vaso y botella, y con voz ronca y baja le susurra al camarero: “ Apúntalo, Julián”
Me gustaban las tabernas, me gustan las tabernas de mis recuerdos, creo que sin ellas nuestras vidas hubieran sido mucho más tristes, porque en aquellos tiempos difíciles daban un servicio público al alma, eran el sitio ideal para soñar, y el mejor escaparate para mostrar la esencia de nuestra ciudad. Historias, vino y tapas del pueblo. Vino de la tierra, tapas e historia nuestra. Recuerdos que el tiempo ha barrido hacia la historia. Ya no existen aquellas tabernas, están en la historia y el recuerdo.

3 comentarios:

  1. Soy una mujer en paro desde hace años. Por la edad,supongo, y la falta de estudios. Como no salgo de casa, mi pareja empezó a ir por las noches a un bar a tomar una tapita a modo de cena para que saliera un poco cada día. Es el único ratito que salgo de casa (por voluntad propia. Lo que no nos gastamos (él, me refiero, porque yo no tengo ingresos) en otras cosas, se gasta en las tapitas de la noche, que se han convertido en algo habitual. El ambiente del bar, el olor, "los de siempre", las tapitas, las conversaciones que se oyen, el fútbol, etc. Todo eso seguro que no tiene nada que ver con lo qu dices, pero me ha venido a la memoria en cuanto te he leído, porque para mí las noches se han convertido en todo lo que cuentas en este post y me he sentido identidicada, a pesar de la diferencia de años de la que pareces hablar. Yo soy de Bilbao y los ambientes son diferentes, pero llevo cinco años viviendo aquí,en un pueblo de Sevilla, y me ha venido a la memoria un recuerdo mezcla de mi niñez de allí, y de mis días actuales de aquí, donde "aquellas tabernas" de las que hablas están hoy modernizadas, pero donde la gente del pueblo y tus palabras dan fe, de que por mucho que pasen los años, el espríritu de las tabernas y taberneros, no se esfumará sólo por que evolucione la tecnología. Tus palabras evocan al ayer, y hasta huele al café de antaño.

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  2. Nostalgia de los tiempos que se fueron y con ello de las cosas que nos hicieron feliz. Uno de mis mejores recuerdos están en las tabernas, no por bebedor, sí por bohemio. He buscado siempre la esencia de la vida en lo simple, en lo sencillo.
    El trabajo es un derecho, pero hay que tener suerte, y yo te la deseo para que cambie tu situación laboral.
    Muchas gracias por leerme y por el comentario.
    Xabadin, un saludo,

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  3. Si esas tabernas hablaran cuántos sentimientos volverían...!
    I.R.M.

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