No todos los
episodios de la vida los borra el tiempo. Siempre quedan restos que se resisten
a morir del todo. Y son pequeñas cosas dentro de un contexto importante, las
que vienen con más claridad y frecuencia a la momería. Quizás sea por eso, que
no se me olvidan hechos insignificantes de mi paso por la contienda bélica que
habría de marcarme para toda la vida.
Son los recuerdos del
día a día de un soldado perdido en una tierra que nunca sería suya. De un héroe
anónimo, de esos que pasan desapercibidos, que ni siquiera los tiros de su
fúsil suenan. De un mercenario en un ejército regular, pagado con tres pesetas
por jornada. Con el deber de obedecer y morir y soñar cuanto quisiera. Y cantar
o que te cantaran canciones patrióticas, a una caja envuelta en una bandera.
Son las cosas que
pienso hoy, impulsado por aquellos
remotos recuerdos. Entonces mi vida era más simple, más insignificante, más
monótona…Pero con muy escaso valor. Trascurría entre caminatas, trincheras,
guardias y tiros; entre cantimploras sin agua y latas de sardinas; entre
mosquitos y pulgas; entre partidas de cartas, borracheras y putas
militarizadas. Y las misas de campaña y las confesiones tras una piedra ¡Son
tantas las cosas que pasaron y que nunca se contaron! ¡Son tantas las que se
dijeron y nunca ocurrieron! ¡Son las verdades de las guerras! ¡Las mentiras de
los documentos oficiales! Datos para estudiosos e historiadores.
Las guerras siempre se pierden. Esta se
perdió, y también el lugar que ocupábamos en otro continente.
En las guerras todos pierden, Diego.
ResponderEliminarYo creo que las guerras las montan quienes luego no van a ellas y pagan víctimas inocentes en cualquiera de los bandos. También parten la vida en dos de los soldados que, obligatoriamente alistados, van a luchar por unos ideales que no tienen nada que ver con él. Luego, además, vuelves (si es que vuelves), a tu tierra y con tu gente pero ya nada es igual. Vienes con vicios adquiridos, con ilusiones rotas, hecho un hombre pero también hecho una mierda.
Por tanto, amigo Diego, no es de extrañar que siempre permanezca en tu recuerdo algo tan antinatural como es esa guerra y cualquier guerra.
Espero tu participación en mis ONCE PALABRAS. Tú eres capaz de eso y de más.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Por supuesto que las guerra y batallas siempre se pierden. Detesto las batallas, las conquistas en donde unos se jactan sobre los cadáveres de inocentes siempre que estaban allí porque les habían enviado.
ResponderEliminarNo me extraña que se te hayan grabado en la memoria.
Bss y buena semana
Este ejército que ves
ResponderEliminarvago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho,
que el pecho adorna al vestido.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.
Calderón de la Barca.
A la atención de mi amigo Diego.
las guerras son declaradas en escritorios,
ResponderEliminarsangradas a muertes en los campos de batalla
y sepultadas en los libros de historia
que escriben los ganadores
.
las aborrezco
saludos
Las guerras son la muerte de muchos sueños y el negocio de unos pocos.
ResponderEliminarYa pasó, no te tortures.
Mil Besos Disan.
La guerra es el fracaso de la razón del ser humano, pero también es el gran negocio de algunos Estados y el de las grandes fortunas que se benefician de los muertos que obligatoriamete han de poner los pueblos. Y son malas, sea el que sea el contrario. Y a quienes participan, les queda un terrible recuerdo toda su vida, y que esa etapa fue un fracaso.
ResponderEliminarMos, un abrazo.
Todo lo que se refiere a las guerras es malo, hasta la forma de calificarse los miembros de los ejércitos, de los propios se dice que son unos héroes, y los otros, unos asesinos. El enemigo siempre es el contrario. Y, la verdad, todos pueden tener el mismo comportamiento salvaje.
ResponderEliminarKaty, un beso.
Muy acorde la poesía de Calderón de la Barca con el tema publicado hoy en la entrada.
ResponderEliminarLa vida de la vejez son los recuerdos, y hay algunos que no podemos evitar tenerlos siempre presente, porque fueron traumáticos o porque se formaron al mismo tiempo que el carácter y la personalidad del individuo. Algo así creo que me ocurrió a mí.
Veterano, un abrazo.
Así es, la miseria, el sufrimiento y la sangre, la convierten los vencedores en heroicas hazañas.
ResponderEliminarY el historiador, como ser humano, nunca cuenta la verdad de la guerra con objetividad.
Te doy las gracias más sinceras por tú visita.
enletrasarte(Omar), un saludo.
Sí, las guerras mueven mucho dinero, que es lo que les interesa a los fuertes, y ese y no otros es el motivo para que las defiendan y justifiquen. Siendo niño participé en una tan vergonzosa que hasta hoy se tapa como algo de lo que no podemos estar orgullosos.
ResponderEliminarSí, ya es pasado, pero ha dejado sus huellas.
ion-laos, un abrazo.