Entre los pueblos
vecinos siempre hubo mucha rivalidad, y mucho más si no mediaba mucha distancia
entre el ellos. Llegaba tan lejos esa rivalidad, que la gente no podía ir de un
pueblo a otro sin el miedo de sufrir algún percance. Entre los jóvenes varones
no faltaban enfrentamientos: por las chicas, por bailar o no bailar con ellas,
por alardes de hombría o por despreciar y hablar mal del pueblo visitado. Y no
digamos nada cuando había fútbol entre las dos poblaciones, que no pocas veces
la Guardia Civil tenía que escoltar a algún aficionado que había tenido el
coraje de ir a ver el partido al campo rival. Los enfrentamientos podían ser
por cualquier tontería, pero que, afortunadamente, era muy difícil que la
sangre llegase al río.
Ya estamos más
civilizados, y los comportamientos no son tan bárbaros. Ya no nos enfrentamos
con palos ni nos tiramos piedras. Eso pertenece al pasado. A aquellos tiempos
que los jóvenes locales tiraban a los vecinos visitantes al agua del pilón de
la fuente que había a la entrada del pueblo, Pero salían perdiendo, porque a la
entrada del otro había en pozo con un madero atravesado por dentro del brocal y
cerca del agua, y no pocos jóvenes rivales tuvieron que pasarse la noche en
remojos agarrados al palo para no ahogarse. Y si era en verano, bueno; pero, ¿y
si era en invierno? Malo, muy malo.
Estas cosas, y otras
parecidas, era lo que pasaba en el pueblo donde yo vivía cuando era niño. Y
hasta cuando dejé de serlo, mucho antes de llegar a viejo.
En el fondo, es una
competición que beneficia a los pueblos, al querer ser uno mejor que el otro.
Si uno hace una cosa, el otro procurar mejorarla, y hacer algo mejor y
diferente para fastidiar al vecino. Nos pasamos la vida compitiendo.
Yo no he conocido esos extremos de hostilidad, pero sí las pequeñas rencillas entre mi pueblo (por herencia) y el colindante situado a tres km. monte a través.
ResponderEliminarBesos.
De pequeña viví unos años en un pueblo. Por supuesto, había una cierta rivalidad con los vecinos (aunque, ¡gracias a Dios!, en una versión más suavizada que la que tú cuentas). Supongo que lo de llevarse un poco mal con el pueblo vecino, el país vecino... debe de ser una característica del ser humano. ¡Qué se le va a hacer! Ahora que lo pienso, es una rivalidad un poco atípica, porque, aunque nosotros podamos llevarnos fatal con los del pueblo de al lado, ¡que no venga uno de fuera y nos los toque! En el fondo ¡no hay quién nos entienda!!!!
ResponderEliminarBesos
Ahora es peor, mira la que lian los radicales esos en los partidos de fútbol, por ejemplo. No entiendo la rivalidad y la competitividad de esa manera tan energúmena. Creo que es el ego demasiado alto y poca personalidad.
ResponderEliminarBesos Disan.
Mi abuelo perdió el ojo en una capea, por que uno del pueblo de al lado le piso la mano, para que se cayera, con tal mala suerte que el toro le saco el ojo.
ResponderEliminarUn besote.
Sí, entre los pueblos cercanos, en tiempos lejanos, hubo mucha rivalidad. Quizás todavía quede algo, pero ya más civilizada. Si se insultan lo hacen con palabras bonitas, y, dicen, si hay enfados, siempre es justificado. Cuestión de competencias.
ResponderEliminarTeresa, un beso.
En aquellos tiempos la gente de los pueblo pequeños eran muy bestia, y los vecinos jóvenes lo arreglaban todo a mamporros. Fíjate lo que pasaba en esos dos pueblos que nombro en la entrada. Son cosas que pasaban cuando yo era niño.
ResponderEliminarMaría, un beso.
Antes la gente era más bruta, pero ahora tiene una maldad más refinada, y la rivalidad es más peligrosa, sobre todo, en las grandes ciudades, donde se establecen diferencias por barrios, dominados por bandas juveniles. Y esa es sólo una de tantas cosas que fastidia la convivencia.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
La forma de actuar de la gente, no pocas veces, más que rivalidad sana, son gamberradas con muy malas intenciones y peores consecuencias, como lo del caso de tu abuelo. Encima los más salvajes, son los que se creen más machotes.
ResponderEliminarODRY, un beso.
No hace tanto tiempo el mundo se reducía a esto, vecinos, ya sea de casas o de pueblos. Normal, el humano tiende a rivalizar con todo el lío estaba servido.
ResponderEliminarBss