Con la proximidad de
la Semana Santa, en cada casa se montaba una dulcería. Las mujeres se pasaban
las noches entre harina, azúcar, huevos, manteca…y muchos más ingredientes para
fabricar bollas y dulces caseros; y de día, cargadas de latas con el trabajo de
la noche, daban viajes y hacían
interminables colas en los hornos donde cocían la masa.
Fotos de los años 70.
Qué rico, que bonitas tradiciones, besos.
ResponderEliminarTodo casero y artesanal.Bello. Bella foto tradicional.
ResponderEliminarQue pinta tan buena tienen Diego, y seguro que no daban colesterol, como los de ahora. En la calle donde vivian mis abuelos había un horno y alli compraban el roscón de Reyes, hace ya muchos años que lo cerraron y desde entonces no he vuelto a comer un roscón con un sabor igual.
ResponderEliminarMuchos besos Disan.
La repostería industrial podrá inventar lo que quiera, variedades, mezclas... Pero donde esté la repostería esa de toda la vida, una receta de ingredientes normales, bien hecha, sin aditivos raros; sin saborizantes, que no le hacen falta; nada de conservantes, que dura mucho; con el color más bonito, sin echarle colorante y, si encima, está hecha con cariño... ¡qué se quite todo el surtido plastificado del súper!
ResponderEliminarBesos
Qué buena pinta y qué bien olerían las bollas al horno.
ResponderEliminarQué hambre, Diego.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Lástima que se vaya perdiendo en muchos pueblos la costumbre de hacer dulces caseros en fiestas especiales. Esa es una tradición que se conserva gracias a las mujeres mayores, las jóvenes prefieren dulces industriales.
ResponderEliminarAmapola Azzul, un beso.
En aquellos tiempos, con la proximidad de la Semana Santa, todas las casas, las calles y el pueblo, olían a dulces; y era una imagen muy habitual ver mujeres por la calle cargadas de latas buscando algún horno.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
ResponderEliminarPues, esa repostería casera tiende a desaparecer. Los jóvenes de hoy son más prácticos, tienen poco tiempo y son menos sentimentales. Prefieren los productos industriales aunque sean menos sanos. No perdamos la esperanza, quizás mientras se conserven las recetas no este todo perdido.
María, un beso.
ResponderEliminarLo más admirable de aquellas amas de casa, era con el cariño y esmero que se entregaban para hacer las bollas y dulces de Semana Santa, Después había la costumbre de ir a comérselos al campo, el domingo y lunes de Pascuas.
Mos, un abrazo.
Hola Disancor, unas fotos preciosas.
ResponderEliminarEn mi pueblo también hacía eso, hacían los dulces en als casas, y los llevaban al horno para que se cociera.
¡¡Qué tiempo aquellos que ni hornos teníamos en las casas!!
Saludos y un abrazo fuerte
¡Que recuerdos!
ResponderEliminarLas madres y abuelas todo el dia en la cocina, el resto llevando "las latas" con "empanadillas", "bollas", "hornazos", "perrunillas", ..., a la panadería donde siempre había alguna discusión por el orden ("la vez") o si estaban mas o menos hechas...
¡¡¡Grande Diego!!!