Después de la dura
faena. Un descanso en la taberna, una botella de vino con un vaso, un cigarro y
un rato de charla con el amigo con el se comparte el trago.
Recuerdos con
cuarenta años de historia y forma de vida desaparecida en la lejanía del
tiempo.
foto típica de antaño y muy buena Diego ¨´ el litro vino servido a granel en la botella de anís del Mono, las aceitunas de aperitivo,los huesos en la mesa, la ceniza del cigarro larga, la boina, y la pared pintá a rodillo.Al hombre de la derecha se le conocia como ´´el señó Juan el Quinto´´vivia en la c/ Argentina en el segundo bloque de los ladrillos colorao
ResponderEliminarY cuánto se agradece, querido Diego, ese descanso, esa charla entre amigos, ese vino y ese cigarro después de la dura faena.
ResponderEliminarNo te creas, ahora poco ha cambiado. Lo del fumar que ya no dejan en los recintos cerrados pero, por lo demás aún podemos charlar entre amigos y compartir pareceres.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Me encanta la foto, no hay nada mejor que la charla con un amigo.
ResponderEliminarEntonces no existía el estrés. Un foto genial.
ResponderEliminarEspero que estés bien querido Diego.
Un beso enorme.
Menos mal que aún se conservan estas costumbres encapitales pequeñas y pueblos. Es lo mejor del día.
ResponderEliminarUn abrazo
Que momento de tranquilidad, tomando sus vinos y charlando. un abrazo y cuidate
ResponderEliminarHola Disancor, inmortalizaste el momento y el disfrute compartido de los dos hombres.
ResponderEliminarUna foto preciosa si seguro que única.
Hola diego ¿esta foto es posible que estubiera hecha en la taberna de La Buena Moza?
ResponderEliminarMuchas gracias por haber enriquecido la foto con datos tan valiosos. Con la enumeración tan completa de detalles ya podemos imaginar que la imagen es historia muy lejana. No estoy seguro de los nombres de estas dos personas, sólo sé que trabajaban en algún servicio del Ayuntamiento.
ResponderEliminarAnónimo, un saludo.
ResponderEliminarBueno, se vienen haciendo algunas cosas parecidas en lo referente a la amistad y al rato de charla, pero no en lo demás. Porque ya apenas quedan tabernas, porque ya los hombres no beben vino del mismo vaso y de la misma botella, porque ya ni siquiera se pude fumar un cigarro con la tranquilidad que lo fuma nuestro protagonista. Y es que la vida ha cambiado mucho.
Mos, un abrazo.
ResponderEliminarNo es que la foto sea una obra de arte, pero es un buen documento gráfico en blanco y negro. Es un nostálgico recuerdo de personas y costumbres de hace muchos años. Y todo registrado en esa imagen de amistad y camaradería compartiendo una botella de vino.
Amapola Azzul, un saludo.
ResponderEliminarEs cierto, entonces no había tantos motivos como ahora para estar estresados. La vida se tomaba con calma y sin prisas, y como los dos hombres de la foto, se disfrutaba de un rato de descanso tomándose una botella de vino.
Me ha alegrado mucho tú visita.
Teresa, un beso.
ResponderEliminarEn pequeñas poblaciones todavía queda algo de aquellas costumbres de antaño, pero muy poco, y sólo en personas mayores, porque los jóvenes han roto con todas aquellas cosas y han creado otras nuevas. Así es la vida, ni mejor ni peor, sólo diferente.
Katy Sánchez, un beso.
En aquellos tiempos la gente disfrutaba con las cosas más baratas y sencillas, y compartía con naturalidad esas pequeñas satisfacciones que podían permitirse, aunque no siempre se podía llegar más allá de un cigarro y unos vasos de vino.
ResponderEliminarmjesus, un beso.
Bueno, la foto trae el recuerdo de formas de vida, cosas y costumbres, que desaparecieron, quizás, para siempre. En la imagen, como si fuese el juego de los errores, se puede jugar a ver cuántas cosas quedan todavía. Puede que, ya, ninguna.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.
La verdad que no estoy muy seguro en que taberna hice la foto. Quizás sería en la de Miguel Ligero, en la calle Ancha, frente al Colegio Claret. Tampoco recuerdo el nombre de las dos personas de la foto. Y es que han pasado tantos años.
ResponderEliminarTomy Pozo, un saludo.
>Es una buena foto Diego, era normal juntarse después de la faena a echar el trago con los compañeros, vino peleón y a pasar el rato.
ResponderEliminarEfectivamente el de la derecha es Juan el Quinto, Saludos
Y que felices eran! Esas botellas recuerdo habérselas visto a mi abuelo, y la bota de vino también.
ResponderEliminarMuchos besos Disan.
Sí, vino peleón, pero era lo más barato y con lo que mejor se alternaba. Ya la gente apenas bebe vino, los viejos porque se lo ha quitado el médico y los jóvenes toman bebidas más finas.
ResponderEliminarAntonio, un saludo.
En las tabernas se utilizaban todo tipo de botellas para llenarlas de vino, pero las preferidas eran las de Anís del Mono. El vino era una bebida que con poco dinero se alternaba pasando el rato, y además era una buena forma de ponerse alegre y contento. Entonces había bebedores muy divertidos y taberneros muy amigos.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
La botella es de anís, y te iba a decir que de vino nada... ¡que se estaban tomando anís! pero acabo de leer que dices que rellenaban las botellas vacías de vino, pues estaba bien que así reciclaban y ahorraban también.
ResponderEliminarBesitos.
campoazul la botella es de anís, lo oscuro de dentro era vino (el anís es blanco) ese hombre del vaso murió con noventa y tantos años, uno de sus hijos se llama Jaime, fui vecino suyo, le ví construir paredes de tapia (barro y paja pisá y tupía con un pisón) ah¡ y los huesos de aceitunas que hay en la mesa no son huesos sino cascaras de altramuces que ya se habian comido del primer plato, y como dice Diego entonces bebian todos del mismo vaso y lo mejor de todo LA FOTO
ResponderEliminarLa botella es de anís, pero el contenido es vino. No sé porqué en las tabernas lo hacían así, y sin embargo, el vino a granel se servía de esa manera. En aquellos tiempos todavía no se sabía nada de reciclaje, la basura la recogían casa por casa con carro tirado por una mula.
ResponderEliminarcampoazul, un beso.
ResponderEliminarLa verdad que aunque conocía bien a las personas de la foto, no recuerdo sus nombres, pero si sus profesiones. Eran hombres curtidos en los duros trabajos de entonces, como era el de levantar tapias de barro y paja compactándola con un pisón. Y me alegro que lo hayas recordado, porque hay cosas que formaron parte de nuestra historia y no es bueno olvidar.
Anónimo, un saludo.