sábado, 2 de enero de 2010
A LA PESETA
Mi trato con la peseta empezó cuando era joven, porque nuestra pobreza no nos permitía ser adolescentes, como iba escribiendo, mi relación con la peseta comenzó cuando deje de ser niño, hasta entonces mis conocimientos monetarios no llegaban más allá de la perra gorda o perra chica, cuyo valor era 10 y 5 céntimos de peseta, que era el capital de los pobres. La alegría de la casa, y hasta se decía que “vales más que las pesetas” Tener una era tener una rubia, y tener muchas rubias era ser afortunado. No había trapicheo donde no estuviera presente, muy liberal ella, no hacía ascos a mostradores, manos o bolsillos de cualquier clase. Con ella se compraban honras, se pagaban delitos o se hacían caridades. Fuimos compañeros durante años en las necesidades. Algunas veces nos dio las espaldas, dejándonos en la estacada. Por una rubia perdías un tren, dormías en la calle o pasabas hambre ¿Cómo olvidarte, compañera de tantos años de fatiga? Siempre estará con nosotros, nuestra amiga y valiosa compañera, la rubia. Y Aunque te hayan sustituido por otra moneda, dicen, más progresista, más europea y menos femenina, te echamos de menos por agradable al paladar, por fácil de pronunciar, por rubia y por resultona.
Euro se llama tú sustituto, eura debía de llamarse para no cambiar de género, aunque tan mal pronuncia el pueblo euro como pronunciaría eura. La cuestión es ser hasta en lo monetario europeo.
Adiós, rubia, siempre estarás en nuestros recuerdos.
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Me dirán que soy antigua pero a mí me gustan las rubias....uyssss perdón las pesetas, no lleve ésto a equívocos.
ResponderEliminarBonito homenaje a nuestra ex moneda.
El euro, aun siendo masculino, no me gusta, me parece frío, calculador y NO CUNDE NADA!!!!
Besos europeos
Pues he de reconocer que a mi me dio mucha pena cuando la dejamos. Nací con ella y nunca pensé que pudiera alejarse de mi de esa manera. Pero hay que modernizarse, el mundo evoluciones y tenemos que esta al pie del cañón.... Qué será lo siguiente??
ResponderEliminarUn abrazo
Ut
Yo también añoro aquellas monedas, pero las autenticas, no las degradadas versiones que corrierron en los últimos tiempos de sus existencia.
ResponderEliminarPor mi edad, yo soy más de duros que de pesetas, aunque nunca hice las cuentas con ellos como hacían mis padres. Un duro valían casi todas las golosinas y las bolsas de pipas.
No colecciono monedas, pero aun tengo algunas (por algún lado de de mi casa que no recuerdo) de diferente tipos y época. Creo que con ellas hasta hay un duro de plata que perteneció a mi abuelo.
Saludos
Yo sigo pensando y calculando en pesetas, es nuestra generación la que la mantiene y mantendrá aún por muchos años.
ResponderEliminarCuando hablas con algún jovenzano y le dices alguna cantidad en pesetas te pregunta que cuantos euros es eso... en fín, la vida pasa.
Pero bueno, aun nos queda el recuerdo y los recuerdos son bellos.
Un abrazo.
Estoy con Uno, yo he vivido más el duro que la peseta. Pero sea como sea la añoro, añoro la peseta y a su compañero duro, cuyo nombre es más parecido al sustituto pero nada tiene que ver con él. El duro era más familiar, amigos de los niños y proporcionador de golosinas, no me imagino yo pidiendo un euro a mi madre para golosinas fíjate.
ResponderEliminarUn besito pesetero ;)
Amén, buen entierro de la rubia más perfecta, y como se la extraña, joooo
ResponderEliminarBesos corazón estrenando el nuevo año.
Así es, el euro no cunde nada, la peseta nos traía más ilusiones porque parecia que nuestro capital era mayor. Y con aquellas rubias no había equívocos, les gustaban tanto a las hembras como a los varones.
ResponderEliminarEmibel, un beso.
Eso, que será lo siguiente? Un adiós, es un adiós, y da pena. La vida, es eso vida. Evolución movimiento, cambios...
ResponderEliminarUt, un abrazo.
No me acordaba de aquellas diminutas pesetas que acuñaron por último, que parecían pastillas para tomar con un vaso de leche. La rubia era otra cosa, pero cuando tuvieron valor, en su época dorada, después, ya ves, quedó en nada.
ResponderEliminarUno, un saludo.
Emilio, a mi pasa que prefiero no traducir los precios a pesetas para no llevarme disgustos. En euro no me parecen caros ni baratos, sólo precios, pero en pesetas me parecen auténticos abusos. Cuesta mucho cambiar la mentalidad monetaria.
ResponderEliminarUn abrazo.
El euro parece que nació ya devaluado, lo digo por el redondeo que se nos vino encima, un poquito de aquí otro poco de allí, los precio subieron. No puede uno evitar la sensación que nos engañaron como a chinos, engañaron a la gente de a pie, a los que éramos felices con nuestra peseta, aunque nos llamen peseteros. Puede que los subios de la política y la economía sepan lo que se hacen.
ResponderEliminarsilver´smoon, un beso.
Se le hizó un pobre entierro y un pobre funeral, aunque su muerte fue muy sentida por la gente sencilla, esas que no organizan ceremonias, pero que siempre tendrán un recuerdo para su peseta.
ResponderEliminarSilencios, un beso.