Antiguamente la mala
de los cuentos, y de la vida real, siempre era la madrastra. Teniendo en cuenta
la mucha sabiduría del pueblo, hay que admitir que habría mucho de cierto
cuando así se contaba. Sin embargo, no están claras las causas de esa maldad. Tal
vez todos los niño sin madre eran unos angelitos o, tal vez, todas las mujeres
casadas en segundas nupcias eran unas arpías. De todas formas, habrá razones
para que la leyenda sea como es.
Entonces para que una
madrastra fuese completa, los hijastros habían de ser hijos de madres muertas y
padres viudos. Así cada uno estaba en su
papel. Y como no se producían muchos matrimonios de ese tipo, se notaban mucho,
y la gente lo veía como una tragedia, de esas
que por normales que sean, nunca pasan desapercibidas
Hoy han cambiado
muchos las cosas. Se ha popularizado mucho eso de ser madrastra, y padrastro, y
todas esas cosas que acaban en astros. Se han rebajado mucho las condiciones
para aspirar al título de ese parentesco. Ya no es necesario que haya muertos
por medio para ostentarlo. Basta una
bronca, unos cuernos, un desgaste en los sentimientos, o cualquier otro
capricho humano, para que los niños vayan renovando parientes con la misma
naturalidad que leen el cuento de la Cenicienta: sin creérselo del todo, ni
tampoco lo que pasa en sus vidas. Pero, entre los astros, ahí esta la nueva
madre que antes se llamaba madrastras. Hoy, no obstante, se las puede llamar de
muchas maneras, no esta claro el nombre que ha de dárseles en tiempos tan
inestables para las parejas.
Fui niño con
madrastra, pero ya no recuerdo si buena o mala. El tiempo difumina recuerdos, y
hasta borra los malos y quedan los buenos.
Los matrimonios de hoy en día son muy inestables y los únicos que pierden con las separaciones son los hijos, van de lado a lado como si fueran muebles y no personitas.
ResponderEliminarLos que sí ganan en los procesos de divorcio, son los abogados.
Un abrazo.
Antes y ahora, para algunos niños, la madrastra seguirá siendo la mala, porque ocupa el puesto de su mamá y para ellos esto no puede ser. En algunos casos, se les pasa con el tiempo y van aceptando los hechos. No creo que ahora se les llame astros/as, ahora es la pareja de mi mamá o papá.
ResponderEliminarBesos Disan.
Como bien dices hoy es lo más normal entre las parejas separadas que adquieren nuevos padres y madres. Y al final ni se sabe quien es quien. La palabra madrastra tiene connotaciones negativas. Me imagino que habría de todo. Tampoco los padres naturales a veces son idóneos ni ejemplares.
ResponderEliminarBss
Las madrastra como la suegra siempre han tenido mala prensa
ResponderEliminarUn abrazo
http://cayuela-cartagena.blogspot.com.es/
ResponderEliminarYo creo que siempre se exageró un poco sobre las madrastras y padrastros, las personas son buenas o malas sean lo que sean. Ahora como casi todo el mundo tuvimos o tenemos alguno de ellos ya lo vemos como normal y ya no tan sugestionados socialmente, ya todo es más normal. Yo lo veo bien. Y además también hay padres y madres que tampoco son una maravilla precisamente de bondad.
ResponderEliminarBesitos.
Coicidiría con "Campoazul": la bondad, o la maldad, no está ligada al sitio donde nos ponga la vida (al menos, no siempre).
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
Es cierto, en esto de los matrimonio modernos los que menos ganan son los que se dedican a casar, los beneficios son para los abogados que gestionan separaciones, y los niños, sean madrastras u otras cosas, son los que más pierden.
ResponderEliminarRAFAEL H. LIZARAZO, un abrazo.
Los cuentos, las leyendas y la literatura no tratan muy bien que digamos a las madrastras. Pero eso son cuentos, después en la vida real hay de todo, y quizás hasta más personas buenas que malas. Quedémonos con lo positivo.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
Estoy de acuerdo contigo, que también ha habido siempre padres que han dejado mucho que desear en su comportamiento con los hijos. Sin embargo, yo me sigo preguntando si serán justos los motivos para que el nombre de madrastra tenga tan mala fama.
ResponderEliminarKaty, un beso.
Pues, es verdad, tampoco las suegras gozan de buena prensa. Puede que haya algunas muy malas, pero también las hay encantadoras. Hay refranes y leyendas que no son de fiar.
ResponderEliminarJuanjo, un abrazo.
Muchas gracias por tú visita. Terminando aquí prometo visitar la dirección de blog que me adjuntas.
ResponderEliminarAnónimo, un saludo.
Sí, hoy las situaciones de uniones y separaciones hasta los niños las van aceptando cada vez con más naturalidad, importando muy poco el nombre que se le de al nuevo pariente. Y como todo en la vida, las relaciones tienen dos caras, pero sin que influya un nombre.
ResponderEliminarcampoazul, un beso.
También yo coincido con campoazul. Todo es cuestión de calidad humana, y sin embargo, no pocas veces nos dejamos influir por nombres de leyendas y cuentos de gente mala, o… excesivamente buena.
ResponderEliminarMiguel A., un abrazo.
Las que son madrastronas, lo son hasta con sus propios hijos. Si no se tiene calidad humana, lo mismo da que sean propios o extraños.
ResponderEliminarBesitos.