DON BENITO.
Recordando a los
amigos de finales de los años 60. Aquellos camareros con su chaquetilla de
inmaculada blancura, su eterna sonrisa y su inagotable paciencia. Confidentes
de miserias y partícipes de alegrías. La
muerte no es el olvido, porque mientras quede el recuerdo habrá vida. Y estoy
seguro que esta vieja foto reavivará el recuerdo de antiguos clientes del Bar
Taurino. Y musitará el nombre de José, y también el de algún pequeño aprendiz
de camarero.
¡Qué sabor tenían aquellos bares!
ResponderEliminarSAludos
Tú lo has dicho, Diego: mientras quede el recuerdo habrá vida.
ResponderEliminarFeliz fin de semana y un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Querido disan, como siempre vuelvo a tu casa en viernes para ver las últimas fotos. Intensa vida la de Don Benito en todas sus facetas.
ResponderEliminarYa sabes que algunas aldeas no había bar sino teleclub lo cual significaba: café, partida de cartas y televisión.
Un abrazo de fin de semana.
Qué bonito detalle! Mientras se recuerden permanecen, y yo, como creo en el otro lado, siempre están con nosotros.
ResponderEliminarY ese olor característico de los bares de antes!
Buen finde Disan, mil besos.
Hola Disancor, muy buena la foto, aun está viva. Parece que tenga alma.
ResponderEliminarQué jovencitos eran los camareros. Eran tiempos dificiles y en cuando los niños podían trabajar, pues a labrarse un oficio de camarero o lo que hiciera falta.
Saludos y un abrazo, pasa lindo fin de semana.
Entonces los parroquianos de un bar formaban como una gran familia, en la que se implicaba hasta el camarero. Se compartían ratos de charlas, rondas de vino, bromas, risas y hasta penas. El sitio ideal para combatir la soledad, porque no hay cosa más triste que un hombre se emborrache solo.
ResponderEliminarAntorelo, un saludo.
Pensando en las personas que aparecen en la foto de la entrada, la he publicado. Son recuerdo con más de cuarenta años. Solo los viejos podemos recordar el agradable y acogedor ambiente de ese bar. Desaparecido hace años, así como José, su dueño.
ResponderEliminarMos, un abrazo.
Pues, es una gran alegría darte la bienvenida cada viernes, con el deseo que te encuentres bien y tenga un feliz fin de semana,
ResponderEliminarLa foto de la entrada es de los tiempos de los guateques, de los twis y de la yenka, y también de cuando cobraban en los bares por ver la televisión en blanco y negro.
Loli Salvador, un abrazo.
Es verdad, los bares antes olían a bares. A raciones, a frituras, a tabaco, a vino y a licores. Hoy huelen a productos de limpiezas y a mata olores. Por el olor apenas se distinguen unos de otros.
ResponderEliminarion-laos, una beso
Aquellos eran tiempos de aprendices. Los niños, aún muy pequeños, empezaban a aprender un oficio, y algunos hasta aportaban algún dinero a la economía familiar. Era empezar una profesión desde abajo.
ResponderEliminarIsa, un abrazo.