En el centro y con
gafas, el ministro de Sanidad y Seguridad Social, Enrique Sánchez de León,y sus acompañantes, contemplan como el
artesano alfarero fabrica vasijas con el barro.
Foto de 1979.
FEVAL-Feria de Muestra de las Vegas Altas.
Hola Disancor, muy buena la foto. Seguro ahora no hay alfareros como los de antes. Lo mismo harán falta segun se están poniendo las cosas, tal vez tengamos que volver a las fuentes a coger agua con los cantararos. Saludos y besos
Había algún pueblo en Extremadura que mucha de su gente vivía de las vasijas de barro y arcilla que fabricaban en modestos talleres. Esa forma de vida, yo creo que esta casi desaparecida. Sin embargo, como afición siempre tendrá sus seguidores. Pedro Luis López Pérez, un abrazo.
Yo a lo más fino que he llegado con el barro, es a fabricar ladrillos y tejas. Y ahí poco arte se podía hacer. Se cocían en hornos muy rudimentarios, como rudimentario era todo el proceso. Todas esas cosas ya sólo son un recuerdo. Ahora todo se fabrica con buenas máquinas y en modernas instalaciones. Mos, un abrazo.
Hace años casi todas las vasijas de la casa eran de barro, cristal y hojalata, ahora la mayoría de las cosas son de plástico, duralex y de otros materiales raros. Imagino que ya quedaran pocos alfareros artesanos que vivan de ese tipo de industria. ion-laos, un beso.
La verdad que la profesión de alfarero, con tanto plástico, ya tiene poco futuro. Ahora hasta las macetas van dejando de ser de barro. Las vasijas ya se fabrican de materiales más duros y más ligeros. Y sin embargo, se seguirán haciendo obras de arte con barro y con arcilla. Isa, un abrazo.
.Por aquí también se suelen reunir algunos artesanos en ferias, pero eso más que negocio parece que es parte de la tradición de los pueblos. Y es bonito no dejar morir el recuerdo de las formas de vida del pasado. María Rosa Giovanazzi, un beso.
Una profesión llena de magia y, a veces, tan infravalorada.
ResponderEliminarPreciosa Imagen.
Un abrazo.
Cuanto me hubiera gustado saber "jugar" con el barro y ser creativo con él.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Que oficio tan bonito, no sé si quedarán muchos alfareros, eso sí, el barro ya no es como es antes. Las paelleras me duran dos días.
ResponderEliminarBesos Disan.
Hola Disancor, muy buena la foto.
ResponderEliminarSeguro ahora no hay alfareros como los de antes. Lo mismo harán falta segun se están poniendo las cosas, tal vez tengamos que volver a las fuentes a coger agua con los cantararos.
Saludos y besos
Había algún pueblo en Extremadura que mucha de su gente vivía de las vasijas de barro y arcilla que fabricaban en modestos talleres. Esa forma de vida, yo creo que esta casi desaparecida. Sin embargo, como afición siempre tendrá sus seguidores.
ResponderEliminarPedro Luis López Pérez, un abrazo.
Yo a lo más fino que he llegado con el barro, es a fabricar ladrillos y tejas. Y ahí poco arte se podía hacer. Se cocían en hornos muy rudimentarios, como rudimentario era todo el proceso. Todas esas cosas ya sólo son un recuerdo. Ahora todo se fabrica con buenas máquinas y en modernas instalaciones.
ResponderEliminarMos, un abrazo.
Hace años casi todas las vasijas de la casa eran de barro, cristal y hojalata, ahora la mayoría de las cosas son de plástico, duralex y de otros materiales raros. Imagino que ya quedaran pocos alfareros artesanos que vivan de ese tipo de industria.
ResponderEliminarion-laos, un beso.
ResponderEliminarLa verdad que la profesión de alfarero, con tanto plástico, ya tiene poco futuro. Ahora hasta las macetas van dejando de ser de barro. Las vasijas ya se fabrican de materiales más duros y más ligeros. Y sin embargo, se seguirán haciendo obras de arte con barro y con arcilla.
Isa, un abrazo.
Entre nosotros todavía se acostumbra que los artesanos se reúnan en plazas o calles transitadas y armen sus ferias y tienen ventas, siguen gustando.
ResponderEliminarBuen fin de semana!!!
mariarosa
.Por aquí también se suelen reunir algunos artesanos en ferias, pero eso más que negocio parece que es parte de la tradición de los pueblos. Y es bonito no dejar morir el recuerdo de las formas de vida del pasado.
ResponderEliminarMaría Rosa Giovanazzi, un beso.